Xenofobia y homofobia
La xenofobia y la homofobia son expresiones de odio muy de moda, y muy posicionadas por los algoritmos de las redes sociales. Pudiesen ser consideradas delitos porque la xenofobia y la homofobia atentan directamente contra los derechos de una gran cantidad de personas. Entre la xenofobia, la homofobia y el genocidio hay poca diferencia. Si realmente queremos asegurarnos que los derechos que hayan sido ganados prevalezcan, hay que combatir la xenofobia y la homofobia. Hay que combatir a las personas que promueven la xenofobia y la homofobia. Hay que combatir a las personas que pretendan efectuar candidaturas a cargos de elección popular, o a partidos políticos que entre sus consignas figuren la xenofobia y la homofobia. Cuando un político habla de la destrucción de la cultura de Occidente, está siendo xenofóbico porque está minimizando los aportes que las culturas de Oriente también han efectuado sobre Occidente. Cuando una persona critica la presencia de venezolanos en Chile y Perú o la presencia de musulmanes en Inglaterra o Francia, está siendo xenofóbica. Es el deber de Chile y Perú acoger a los venezolanos y solucionar sus problemas migratorios, del mismo modo que Inglaterra y Francia tienen que solucionar los problemas migratorios de los musulmanes que llegan allí. Si las personas si se alejan de un país es porque no quieren vivir más en ese país, y si eligen otro país y será deber del otro país acogerlos, a menos que los deporten. Mientras estén en una situación de limbo migratorio, deben ser atendidos por los países de destino, y si la población de esos países incurre en xenofobia debe ser denunciada.
Hay mucha gente que está pretendiendo imponer ideologías de siglos pasados, ideologías obsoletas de concepciones de familia que ya no sirven. Entre los divorcios, las uniones de hecho, tantas alternativas familiares y sexuales que existen, es discriminatorio ir contra las personas nacidas o criadas en familias que no son heteronormativas. Existe el ejemplo que hace relativamente pocos años por fin se eliminó de los registros civiles la figura del hijo legítimo y el hijo ilegítimo, porque era discriminatorio contra los hijos ilegítimos. Si una persona pretende ser político, y alega situaciones religiosas o de cualquier otra índole para imponer la homofobia, esa persona debe ser denunciada por intolerante. Los intolerantes no pueden ser tolerados. La Iglesia Católica está en un proceso de revisión de homofobia, del mismo modo que está en un proceso de revisión de sus relaciones con el islamismo y con el judaísmo, porque el Papa Francisco se dio cuenta que no se puede ser ni xenofóbico ni homofóbico. Está tratando de llevar la iglesia acorde a lo que son los tiempos modernos: templos antiguos en Bélgica, iglesias que han sido convertidas a discotecas de ambiente, un nuevo uso que se le da a esas instalaciones porque ya no hay feligreses que van en las iglesias. Así es el siglo XXI: la Iglesia Católica estará buscando formas de asegurar su poder, porque una congregación que imponga xenofobia y homofobia a sus futuro fieles está destinada a la extinción.
Varias precandidaturas presidenciales inscrita por extremismo ante Comisión Nacional de Primarias, están inhabilitadas pues incurrieron en delitos patrimoniales, y fomentaron invasiones militares foráneas contra nuestra integridad territorial. Colaboracionismo busca deslindarse de graves violaciones al código penal venezolano. Luminarias diplomáticas, de las más orondas según sectores de la comunidad internacional, desempolvan un show mediático en contra de Venezuela. Exigen que ciudadanía local vote por delincuentes inhabilitados por nuestro sistema de justicia. Quedan muchos precandidatos habilitados por quienes sí se podrá votar. Organizaciones políticas tales como Vente Venezuela, Voluntad Popular y Primero Justicia, exigen a su militancia despilfarrar valioso tiempo y recursos. Reciclan campañas populistas a beneficio de precandidatos inhabilitados que no participarán en venideras elecciones presidenciales. Acción Democrática sí inscribió a una cara nueva. Candidatura presidencial por oficialismo, que aún no ha sido anunciada, quizás recaiga en alguien distinto al actual presidente de la república. Convendrá que oposición tanto colaboracionista como extremista, adecúe su narrativa según las especificidades de la próxima candidatura radical que ofrezca el partido oficial.