Tulsi Gabbard gana a Marco Rubio

20.05.2025

Marco Rubio y Tulsi Gabbard son secretario de Estado y directora de inteligencia nacional, respectivamente. Están seriamente enfrentados respecto a la política estadounidense contra Venezuela en el primer caso, y a favor de Venezuela en el segundo caso. Mientras Marco Rubio alega que el Tren de Aragua está financiado y monitoreado por el régimen de Nicolás Maduro, Tulsi Gabbard, a través del Consejo de Inteligencia Nacional ha determinado que el Tren de Aragua simplemente funciona como células aisladas. En dichas células aisladas pudiese haber implicación del régimen de Maduro en sus eslabones más bajos, pero el alto gobierno no está activamente promoviendo emigración ni participación de dicho Tren de Aragua, sino que más bien ha sido combatido desde hace muchos años. Esta versión concuerda con lo ofrecido por sectores oficiales venezolanos como Nicolás Maduro o Diosdado Cabello. 

La facción de Marco Rubio, sin embargo, prevalece actualmente en los Estados Unidos, lo cual disminuye la probabilidad que a última hora se renueve la licencia de Chevron, mientras que la facción de Tulsi Gabbard no ocasiona un revuelo mediático, pero existe. A medida que vayan fracasando los intentos de cambio de régimen y de sanciones, tal como ha ocurrido en el pasado con Corea del Norte, Irán, Rusia, China, Sudán, el alto gobierno estadounidense azuzará la diatriba interna: entre el intervencionismo o el diálogo. Respecto a la licencia petrolera de la OFAC para Venezuela, es probable que Irán, China y Rusia tomen el control de la industria petrolera venezolana, aprovechando la salida de Chevron. 

Rusia dispone de un acuerdo enorme, firmado con Nicolás Maduro durante el día de la victoria en Moscú, que trata sectores: energéticos, militares, culturales, políticos y financieros, lo cual en la práctica ya coloca a Venezuela dentro de la esfera de influencia rusa. Al salir Chevron de Venezuela, salimos por completo de la esfera de influencia americana. Los venezolanos tendremos que acostumbrarnos a que el americano ahora es el enemigo, y el ruso es el amigo. Este cambio de actitud tan súbito será traumático para muchas personas, que no desean pasar la página. Mientras los que sí pasamos la página, posiblemente lo tomaremos como una de tantas novedades, que ocurren en la vida a medida que pasa el tiempo. La empresa rusa Rosneft posiblemente ocupe un papel más activo: en asegurar transporte y ventas petroleras venezolanas alrededor del mundo. 

Irán se concentrará, tal como lo hizo en el pasado, en venta de diluyentes, tal como ocurrió cuando tuvimos la crisis de la gasolina. Irán proporcionará asesoría de inteligencia respecto a cómo evadir sanciones, ya que Irán posiblemente es el país del mundo más experto en sortear sanciones petroleras estadounidenses. China invertirá en refinerías, comprará crudo y a medida que empresas de esos tres países asuman proyectos conjuntos con PDVSA, conoceremos las especificidades y alcances de cada uno de ellos. A Venezuela le convendrá que tanto China, Irán y Rusia, cada uno posea una participación que no apabulle la posición de los demás países, de manera tal que Venezuela inclusive pueda participar en proyectos petroleros en el extranjero. 

Es previsible la pérdida o embargo de Citgo en Estados Unidos. Nótese que el divorcio entre Venezuela y los Estados Unidos resulta definitivo. No hay expectativas de mejoría de la relación con ese país. Más bien se genera resentimiento, porque muchos venezolanos fuimos muy pitiyankees en el pasado. Lo único que recibimos de ellos son insultos y deportaciones. La guinda de la torta es la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, que definitivamente se ha arrodillado ante los designios del todopoderoso presidente Donald Trump, y expulsará a 350,000 venezolanos durante los próximos meses. De modo que Diosdado Cabello deberá mudarse a vivir al aeropuerto internacional Simón Bolívar de Maiquetía, a recibir miles de aviones contentivos de venezolanos deportados que llegarán diariamente durante los próximos meses o años. Si cada avión recibe a 200 venezolanos, posiblemente haya que esperar 1750 aviones, con venezolanos deportados de unos Estados Unidos determinados a desvenezolanizarse. 

También sería interesante conocer las implicaciones geopolíticas de Irán, China y Rusia: en caso que Venezuela asuma su conflicto militar con Guyana por el tema de la Guayana Esequiba. Rusia probablemente proporcionará mucho apoyo militar. Existe la sospecha que cuando Nicolás Maduro regresó de Moscú en días recientes, en los cuatro aviones de Conviasa, han llegado muchos armamentos de alto nivel procedentes de la industria armamentista rusa. Pudiesen ser desplegados en una inminente guerra que Venezuela emprenda contra Guyana, para recuperar nuestro Esequibo que fue olvidado: por los presidentes de la cuarta república e inicios de la quinta república. Posiblemente se proporcione a Venezuela muchísimo apoyo mediático y diplomático, para que otros países del mundo árabe vean con simpatía la posición venezolana en un conflicto limítrofe con Guyana. China posiblemente permanecerá neutral, ya que posee intereses petroleros importantes. en los bloques administrados por Guyana, en aguas territoriales en disputa y en alianza con el inversionista mayoritario, la Exxon Mobil. 

Es interesante observar que la política petrolera estadounidense difiere con respecto a Guyana y Exxon Móvil, a los cuales ofrece condiciones favorables: en contraposición a dejar de caer las inversiones ya existentes de Chevron en Venezuela. La industria petrolera de Guyana es percibida en los Estados Unidos como exitosa y rentable. Además está ubicada en un país amigo y obediente a los designios estadounidenses. En contraposición, la industria petrolera venezolana es decadente, poco rentable y está ubicada en un país aislado, desobediente. Más bien la Chevron debe ser castigada por los mismos Estados Unidos, pues invierte en países inconvenientes para los intereses de los Estados Unidos. 

El conflicto entre republicanos que habíamos mencionado: entre las facciones radicales que apoyan a Marco Rubio, y las facciones moderadas que apoyan a Tulsi Gabbard pudiese inclusive verse en los apoyos financieros a cada una de esas facciones. En el pasado, María Corina Machado durante su visita a George W. Bush, parecía subordinada a los intereses petroleros liderados por Chevron. Pero ahora que la presidencia de los Estados Unidos está a favor de Donald Trump y Marco Rubio, se privilegia la relación con Exxon Mobil, quienes fueron sus principales financistas petroleros. Es interesante como la rivalidad comercial entre Exxon Mobil y Chevron ha trascendido a los pleitos internos entre republicanos. Estados Unidos divide al planeta en países en la esfera de influencia de la Chevron, contra países en la esfera de influencia de la Exxon Mobil. 

Independientemente del resultado que ocurra tras la finalización de la anunciada guerra por Esequibo, tanto Guyana como Venezuela tendremos que reconciliarnos, para efectuar una política petrolera conjunta: en la cual tanto la Chevron como la Exxon Mobil junto con empresas chinas, iraníes y rusas tengan todas cabida. Tanto Guyana como Venezuela en conjunto tenemos una enorme cantidad de reservas petroleras, para surtir al planeta durante muchos años. Aún cuando ahora hay una narrativa de enemistad mutua para una integración entre Latinoamérica y el Caribe, será necesario que Venezuela y Guyana nos contentemos. 

Ha sido grato escuchar programas televisivos de Guyana, en donde comentan que ellos son el cuarto productor petrolero más importante de Sudamérica: después de Venezuela, Colombia y Brasil. Es la primera vez que hemos escuchado que Guyana comienza a asociarse a Latinoamérica y no al Caribe, aún cuando Guyana técnicamente no es parte del Caribe, pues es bañada por las aguas del océano Atlántico. Tampoco es parte de Latinoamérica, ya que el idioma que se habla en Guyana es el inglés, que no es una lengua latina. Sin embargo, es positivo para Suramérica que Guyana inicie cierta integración con sus vecinos. También es significativo que Guyana haya aprobado una legislación para prevenir y responder derrames petroleros. Se genera un debate, ya que las cláusulas de dicha legislación pudiesen estar limitadas en los pasivos que tenga que asumir la Exxon Mobil. Será el propio gobierno de Guyana el que tenga que sufragar los costos de limpieza y reparación que ocasionen fugas petroleras, que deberían ser responsabilidad de la Exxon Mobil. 

Venezuela también dispone de este tipo de legislaciones, pero en la práctica no se cumplen a cabalidad cada vez que ocurre un derrame petrolero, o una tragedia medioambiental: como ha ocurrido tantas veces en zonas adyacentes a la refinería de Puerto La Cruz. Sería necesario que cuando Guyana y Venezuela logremos establecer relaciones cordiales, nos aboquemos conjuntamente a cómo defender el medio ambiente, en una de las regiones más hermosas y biodiversas del mundo. 

A nivel de comunidad internacional es poco lo que podemos seguir esperando. Hubo conversaciones telefónicas entre Putin y Trump, y posteriormente entre Trump y Zelenski: en ninguna de las cuales se ofreció nada nuevo, sólo se repitieron las exigencias de costumbre. Trump está determinado a que se acabe la guerra de inmediato. Rusia está determinada a que se le reconozcan los territorios conquistados, y que se abogue por una solución a las causas profundas de la guerra, en su intento por desnazificar a Ucrania. Ucrania pretende un cese al fuego inmediato, sin atender las causas profundas a las cuales se refiere Rusia. De modo que las partes seguirán dialogando a través de equipos, mientras las incursiones rusas en regiones ucranianas mantienen su curso. Cada día que pasa, el territorio de Ucrania se achica y el territorio controlado por Rusia crece. 

De persistir esta situación en pocos meses o años, Ucrania será conquistada militarmente por Rusia. Esta superioridad militar rusa pudiese ser extrapolada al conflicto entre Venezuela y Guyana. Quizás Venezuela logre recuperar militarmente parte del territorio del Esequibo, si bien no lo recuperará todo, ya que tampoco es previsible que Rusia logre conquistar a toda Ucrania. Los mapas del mundo sufrirán cambios en sus fronteras, tal como ocurría en el siglo XIX, cuando en el Tratado de Berlín las potencias sin ninguna voz africana presente definieron líneas divisorias entre los imperios: portugués, alemán, italiano, francés. y británico e incluso el español, que logró acceder a la Guinea Ecuatorial y al Sahara Occidental. 

A nivel local es significativo el revuelo ocasionado en el aeropuerto internacional El Dorado de Bogotá, Colombia, donde debieron ser bajados pasajeros de los aviones que iban a Maiquetía en Caracas: cuando Diosdado Cabello informó que se suspenden los vuelos comerciales entre Colombia y Venezuela hasta después de las elecciones. Existen amenazas terroristas. En esta oportunidad sí le vamos a dar la razón a Diosdado Cabello. Hemos sido testigos de improperios, insultos, amenazas de coñazos y violencia efectuadas por los equipos de odio de María Corina Machado: quienes exigen a los demócratas que no podemos votar, y que seremos relegados: al ostracismo, a la enemistad, a la traición. Quienes sí queremos votar tenemos miedo por nuestra integridad física: estamos siendo muy insultados y muy odiados por las campañas fascistas de la abstención. Lamentablemente el extremismo le está dando cancha a Diosdado Cabello, para que tenga razón en esta oportunidad. 

Las grandes mayorías pacíficas, que son justas pagarán por los pecadores que aún están acostumbrados a que Magalli Meda y Pedro Urruchurtu giren instrucciones de exterminio mediático en contra: de los participacionistas, de los seguidores de Enrique Capriles, de los seguidores de Juan Requesens, de los seguidores de Manuel Rosales, de los seguidores de Andrés Caleca e incluso de los seguidores de Héctor Manrique. Todos somos catalogados como indignos. Cuando la oposición abstencionista se percate, que su lenguaje de odio y enemistad no está teniendo resultados: será el momento en que Diosdado Cabello ya no tendrá más excusa para seguir amedrentando, y colocando a Venezuela en una posición de guerra civil permanente. 

Los extremos se tocan. Lo único positivo que queda de esta diatriba es que al menos los venezolanos ya estamos preparados, para el belicismo que necesitaremos en la necesaria operación venidera de rescate de la Guayana Esequiba: que continúa siendo usurpada por la República Cooperativa de Guyana, que heredó esas tierras del Imperio Británico. El Reino Unido ha ocasionado numerosas particiones maléficas del planeta: incluyendo el despojo de las islas Malvinas que perdió la Argentina, o la mala gestión de Cachemira cuando era parte de ese imperio británico. Hoy Cachemira es reclamada por Pakistán pues es de mayoría musulmana: allí nace el río Indo que desemboca en Pakistán. Pero la India, como es más fuerte, logró imponerse y ahora están llevando al planeta al borde de una guerra nuclear. Aprovechan para que Pakistán sea apoyado por China, mientras la India sería apoyada por Rusia. Existen intereses posiblemente manejados desde Estados Unidos o Gran Bretaña, a quienes conviene que exista esta guerra entre Pakistán y la India, porque el objetivo último es repetir la separación entre China y Rusia que tanto éxito provocó a Henry Kissinger cuando fue secretario de Estado.

A Venezuela le conviene la unidad entre Rusia, China e Irán: para poder desarrollar una industria petrolera internacional junto con Venezuela, y una posición dominante en el seno de la OPEP, en donde estamos lidiando con países árabes muy alineados a los intereses nacionales de Estados Unidos. Ello es demostrado por el reciente viaje que efectuó Donald Trump a Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Arabia Saudita. Es necesario aclarar que Qatar ya no forma parte de la OPEP, además Venezuela cuenta con las mayores reservas petroleras de todo el planeta. Guyana también cuenta con enormes reservas petroleras y juntos, si lográsemos llegar a entendimientos y trascender el diferendo limítrofe, pudiésemos unir a Latinoamérica y el Caribe: como una nueva esfera de influencia a ser respetada por sí misma. No nos aboquemos conflictivamente. Guyana puede especializarse para el hemisferio occidental, y Venezuela para el hemisferio oriental. Guyaneses y venezolanos necesitaremos mucho pensamiento, muchas amargas decisiones y mucha reconciliación, para trascender las heridas que nos proporcionaron las gestiones colonialistas de los imperios español y británico.