Tiempos de Juramentación
El régimen está haciendo todo lo posible por aferrarse algunos minutos más. A través del terror absoluto detuvieron al yerno de Edmundo González Urrutia. Atosigan cada vez más a la madre de María Corina Machado a quien le cortaron la luz. Detuvieron al excandidato presidencial del partido Centrados Enrique Márquez y al director de otra organización no gubernamental. Han detenido a algunos dirigentes locales en varios estados. Nicolás Maduro activó las ODI, organizaciones de defensa integral. Diosdado Cabello amenaza con derribar el avión que contendrá a Edmundo González Urrutia, presidente electo junto con diez expresidentes de latinoamérica y cinco cancilleres. No hay pronunciamiento que valga. No hay disposición de ceder absolutamente nada. El régimen pretende quedarse a como dé lugar, sin importarle ningún horror. Una comunidad internacional apegada a las leyes espera pacientemente la eternidad de los dos días restantes hasta el 10 de enero, en que se pueda actuar con contundencia. Aún se le están respetando los dos últimos días que le quedan a su gobierno, que definitivamente será ilegítimo y usurpador en pocas horas, pero aún sigue siendo gobierno legítimo ante los ojos de la comunidad internacional. El avión privado de Eric Prince ya se encuentra en Panamá.
Edmundo González Urrutia también se encuentra en Panamá, hablando con los expresidentes y cancilleres que lo acompañarán en Estados Unidos. Logró importantes conversaciones con senadores y representantes del Congreso de los Estados Unidos, incluido Johnson el presidente de la cámara de representantes. Las relaciones con Estados Unidos están garantizadas, con cierta continuidad entre las estrategias de Biden y Donald Trump con respecto al endurecimiento de la postura hacia Venezuela de un modo bipartidista. María Corina Machado está absolutamente consciente de que su libertad y su vida están en riesgo, y ha comunicado que si a ella le llega a pasar algo no podemos detener nuestra lucha por ella. Tenemos que seguir hasta el final con o sin ella. No nos podemos desviar, ni efectuar concesiones por causa de ella. Tal pareciera ser la actitud de Edmundo González Urrutia con respecto a su yerno, tal como lo demuestra la hija en una carta en donde a pesar de tener al esposo desaparecido, nos recuerda que necesitamos seguir luchando por la Venezuela libre y democrática que todos merecemos.
Al general Vladimir Padrino López la sociedad civil le ha solicitado en múltiples oportunidades que desista de su apoyo a Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, y logre liderar a los militares a que cumplan con la constitución. Dichos esfuerzos no parecen rendir frutos, de modo que se avecina una confrontación. No hay modo de hacerle entender al régimen que su tiempo se le acabó. Los venezolanos estamos determinados a sacar a este régimen a partir del diez de enero, es decir dentro de muy pocas horas. Estamos dispuestos a hacer todo lo que sea necesario para sacarlos. Hemos decidido democráticamente y soberanamente que nuestras nuevas autoridades serán las que dirijan nuestros destinos. Los miembros del régimen serán capturados y procesados, o en su defecto ajusticiados. El régimen le ha declarado la guerra a la ciudadanía venezolana, y nosotros ahora estamos obligados a obtener la ayuda militar internacional, la cual en alianza con la mayoría de los efectivos de las fuerzas armadas y policiales nacionales podrán dar tocada final a un régimen que todos deploran.
Resulta insólito que los presidentes de Colombia, Brasil y México aún intenten enviar algún emisario para la írrita toma de posesión de Maduro, a pesar de las enormes presiones que reciben del electorado que votó por ellos en sus países, para que desistan. Luis Arce de Bolivia se apartó a tiempo, al igual que Xiomara Castro de Honduras y no asistirán en persona a la irrita toma de posesión de Maduro. Diosdado Cabello continúa con sus recorridos nocturnos en Caracas. Luce sudoroso, inquieto, intentando infundir mayor terror. Es imposible que nos pongan presos a todos. Es imposible que nos maten a todos. Posiblemente algunos caigamos pero otros sí sobrevivirán para contar el final de esta trágica historia, en la cual el régimen se aferra al poder a como dé lugar, para salvaguardar riquezas malhabidas a costilla de nuestra sangre y nuestros deseos de reinsertarnos en la comunidad internacional y en la comunidad financiera.
El objetivo del régimen ahora es ocasionar cada diez minutos alguna tragedia que nos conmocione y que nos quite las ganas y el ánimo de lucha. Hay que comprender que eso es una estrategia de desesperación de último momento. Necesitamos a pesar del dolor, el sufrimiento y el impacto, continuar con cabeza fría y seguir exactamente la misma planificación que llevamos tanto tiempo, paso a paso cumpliendo al pie de la letra. Hemos logrado objetivos en lo que se refiere a la cohesión de nuestra ciudadanía por nuestra libertad. Mientras tanto Edmundo González Urrutia, y todos nuestros aliados en la comunidad internacional congregados entre Panamá y República Dominicana, emprenderán el periplo juntos. Están dispuestos a generar estrategias que impidan que su medio de transporte hacia Venezuela sea derribado. Este régimen tan loco planifica derribar un avión con diez expresidentes y cinco cancilleres, y pretende salir impune de eso. Las estrategias militares de Blackwater continúan en el más absoluto hermetismo, pero los escasos indicativos que llegan sugieren que su acción está milimétricamente preparada. Sólo están esperando el momento en el cual constitucionalmente Edmundo González Urrutia será presidente de la república, para poder actuar contundentemente contra objetivos ocupados por el régimen, y así garantizar su salida que definitivamente será violenta.
Éstos son momentos propicios para conseguir alimentos y efectuar las diligencias impostergables, ya que posiblemente vengan días o semanas muy duros, en los cuales tendremos que seguir luchando y quizás algunos de nosotros desaparezcamos, pero sí viene la libertad porque los venezolanos no nos calaremos esto más. No hay forma que los próximos seis años sean una repetición de estos últimos días tan trágicos, y tan repletos de situaciones inéditas en nuestra historia. La maldad de este régimen de Nicolás Maduro supera a todas las maldades que hemos estudiado en los más de 200 años de historia republicana de Venezuela.
Existe la referencia relativamente reciente de la telenovela Estefanía que recreaba la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez: en los capítulos finales ocurrían sucesos parecidos a los que estamos viviendo ahora, en donde más de la mitad del elenco de la telenovela cayó preso y sólo fue durante el capítulo final que obtuvieron la libertad. Esperemos que durante nuestro capítulo final de la caída del régimen de Nicolás Maduro y de Diosdado Cabello, también podamos reencontrarnos con todos los presos políticos antiguos y recientes. Las mazmorras de este país, de haber una intervención internacional, serán desalojadas y posteriormente destruidas una vez los presos políticos ya estén a salvo junto con sus familias.
Deploramos nuevamente las declaraciones de los diputados alacranes, los cuales definitivamente están posicionados junto con el chavismo, quienes reprueban un gobierno en el exilio. Lucen cómodos con la permanencia del régimen usurpador de Nicolás Maduro. Nunca reconocieron los resultados reales. Lucen absolutamente indiferentes con una gigantesca mayoría nacional, incluyendo la mayoría de los cuerpos policiales y militares, quienes seguramente ya tomaron la decisión de abandonar al régimen. Están esperando que transcurran las pocas horas que quedan hasta el diez de enero, para retirar su apoyo al presidente saliente. Se celebrará una juramentación de Maduro y otra de Edmundo González Urrutia, en momentos casi simultáneos.
Tras algunos días adicionales de caos, se lograrán liquidar las fuerzas que aún sostienen a Nicolás Maduro, quien arma con las ODI de rifles a población civil que aún se atreve a obedecerlo. Son ellos quienes desean iniciar una guerra civil, pues arman a sus pocos simpatizantes para aterrorizar a los millones de demócratas que exigimos un cambio. Estamos desarmados a la espera que los militares y policías venezolanos, junto con los refuerzos militares procedentes de ya Casi Venezuela y otras iniciativas de la comunidad internacional, coordinadamente ejecuten la estocada final. Seguiremos luchando por una Venezuela libre. Acumularemos historias heroicas que quienes logremos sobrevivir podremos contar a las futuras generaciones.