Siria libre ya no será destino para Conviasa
La caída de Damasco, en el régimen de Siria, luce un abreboca de lo que ocurrirá en Cuba, Nicaragua y Venezuela durante los próximos meses. Irán y Rusia ya no pueden soportar tanta dictadura, ante el avance de las fuerzas libertarias que sacuden al mundo. Las expresiones de felicidad en la calle recuerdan a lo que hemos visto en periódicos hace muchos años, cuando cayó la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en Venezuela: libertad de presos políticos, gente feliz en las calles, militares felices liberándose de su oprobio y abandonando al régimen. Todo eso se podrá repetir próximamente en Venezuela. Nicolás Maduro aún tiene oportunidad de emular a Assad y salvar su pellejo, tomando un avión hacia destino desconocido, o de lo contrario sufrirá en carne propia el repudio de toda una nación harta de haber sido robada, de haber sido estafada y cuyas libertades son cercenadas. La gente en el planeta se hartó de regímenes anacrónicos, de familias que se consideran ungidas para mantenerse en el poder por siempre.
Requerimos un cambio ideológico y un cambio generacional, y por supuesto un cambio económico en aquellos lugares del planeta donde la tradición estatal todo lo empobrece. En el caso de Venezuela observamos con estupor la ridícula decisión de Conviasa de ofrecer pasajes aéreos de miles de dólares hacia China con escala en Rusia, destinos turísticos muy lejanos, poco apetecibles, muy costosos y sólo aptos para enchufados que desean efectuar negocios corruptos a sobreprecio. En un libre mercado estaríamos transando con los países vecinos, que son nuestro mercado natural. No tenemos rutas aéreas a casi ninguna parte en Suramérica, Centroamérica y Norteamérica, pero tenemos rutas hacia Argelia y hacia Qatar. No tenemos conectividad aérea con los Estados Unidos, los destinos de Conviasa obedecen intereses estrictamente ideológicos y contrarios al libre mercado. Ninguno de los destinos de Conviasa sobreviviría en un libre mercado: no habría demanda para dichos destinos tan costosos, y tan alejados de los hábitos turísticos y familiares de la gran mayoría de los venezolanos.
Los viajes internacionales que los venezolanos deseamos realizar no son a los países ofrecidos como destinos en Conviasa. Los destinos a los cuales sí deseamos acudir sólo se les puede acceder mediante muy complicadas conexiones, en rutas que para nada se asemejan a una línea recta. En muchos casos es necesario trasladarse hasta Colombia y desde allí efectuar una conectividad aérea relativamente normal. A nivel de conectividad interna tenemos carreteras destartaladas y tantos proyectos que se efectuaron hace muchos años, para mejorar la red vial en Venezuela y desconcentrar Caracas. Cayeron en el olvido con esta precaria situación de transporte, y poco interés en recuperar vías fluviales necesarias en sitios a los cuales es imposible acceder por tierra.
Así no podremos desarrollar el turismo y mucho menos el comercio ni la industria. Requerimos enormes inversiones privadas que ejecuten muchos proyectos, que no podrán ser financiados de manera pública. Al no tener seguridad y vivir en un régimen de terror, donde todo el mundo es oprimido y apresado, será imposible mejorar absolutamente nada. Más bien continuamos en declive mientras en Siria celebran la caída de su régimen. En Venezuela seguimos llorando cada nuevo caído, cada nuevo preso, cada nueva víctima de mal manejo económico. Aún cuando racionalmente hay indicios que podremos sacudirnos de esta dictadura próximamente, la realidad inmediata como siempre empeora. Comienzan a sonar fiestas de música navideña y muchas personas no se sienten en tono navideño. Aún cuando siempre se hará un esfuerzo por celebrar que hemos experimentado las vivencias de un año más de vida, las expectativas siguen firmes hacia lo que ocurra el próximo 10 de enero. Seguimos mentalizados con la promesa del presidente electo Edmundo González Urrutia que será juramentado en Venezuela, para lo cual ya sólo falta un mes y no disponemos de detalles.
Los estrategas de la salida han determinado que la información acerca de cómo se planificarán los próximos acontecimientos debe ser suministrada con mucha prudencia y lentitud, ya que el régimen aún cuando está herido tiene margen de maniobra en sus aparatos represivos más leales. Esas lealtades hacia el régimen se van derrumbando una por una, en un proceso que luce lentísimo pero que ha producido resultados cuando nos alejamos de la inmediatez. Observamos a largo plazo todo lo que hemos avanzado con el régimen de Siria caído. Sin embargo la situación interna de Irán se complica ya que su política exterior inmediata de ejercer un liderazgo autoritario en el Medio Oriente se desvanece, mientras que Israel posiblemente consiga un nuevo aliado con las nuevas autoridades que resulten victoriosas en Siria.
Rusia tampoco ha dado señales de apoyar irrestrictamente a Assad y lo dejó solo a su suerte, del mismo modo como Putin prohibió a Maduro asistir al cónclave importante de la Cumbre de los BRICS. China por su parte, aún cuando agradece el apoyo ideológico que le proporciona Venezuela, no está interesada en seguirnos financiando económicamente, ya que todo el dinero chino que llega a Venezuela se pierde y nunca les es devuelto, mientras que los chinos efectúan negocios más prósperos en países latinoamericanos que gozan de mayores libertades. Quizás Irán, China y Rusia replanteen sus objetivos de dominación mundial en términos más modestos, y se adaptarán a este reacomodo global donde Siria lleva la delantera y los regímenes rezagados autoritarios de América Latina próximamente serán liberados, gracias a los buenos oficios de la paz mediante la fuerza, según propuestas anunciadas por el secretario de estado entrante Rubio.
La sola presencia de Donald Trump en la catedral de Notre Dame en París apabulla y recibe en seguidilla los saludos de todos los dignatarios, otorgándole básicamente el título del emperador global, lo cual por supuesto irrita a los ideólogos de la izquierda quienes abominan el imperialismo y abogan por un mundo pluripolar cuando nada está más alejado de la realidad. Volvemos rápidamente a un mundo donde los Estados Unidos disponen y los demás acatan, lo cual por cierto es culpa de los mismos antiimperialistas quienes han desperdiciado sus vidas. Se requiere actividad que eleve el producto interno bruto de sus destartalados países. Todas esas elucubraciones racionales de esperanza chocan con una realidad oprobiosa de unas navidades en donde en muchos hogares no prepararemos hayacas porque los ingredientes son costosos, no tenemos empleo, no tenemos recursos, no tenemos transporte, no tenemos gasolina y no tenemos luz. Seguimos con presos políticos en todas las cárceles y hasta en la embajada de Argentina, y cada día que pasa sigue siendo un tormento.
Aún cuando sabemos que nunca es más oscuro como en el momento antes de amanecer, es en ese preciso momento donde nos encontramos, y donde tenemos que seguir resistiendo. Será necesario nutrirnos de buenas noticias procedentes de Siria y el resto del Medio Oriente para inspirarnos en los acontecimientos del venidero mes de enero en Venezuela, sin olvidar que también en Cuba y en Nicaragua están cada vez peor los regímenes, siguen actuando como si fuesen a continuar e incluso en Venezuela tenemos alacranes que instruyen a sus militancias que Edmundo González Urrutia pronto será un mal recuerdo y algo del pasado. Hasta el último momento el régimen y sus acólitos insistirán que no ocurre nada, a lo cual sólo se puede contrarrestar con enorme presión. También necesitamos dedicar algún tiempo para soñar la nueva Venezuela que queremos, con hospitales, con carreteras, con un bolívar manejado por un Banco Central austero que no imprima inorgánico papel moneda, con aerolíneas privadas que sustituyan al horror financiero e ideológico de Conviasa.
Requerimos remodelación y construcción de aeropuertos, carreteras, puertos, proveedores de internet, subestaciones eléctricas, líneas de transmisión, y todo aquello que caracteriza a las sociedades modernas. Disponemos ahora de un mundo globalizado donde las reuniones virtuales se han vuelto la norma y no es necesario desplazarse a Vanuatu en Oceanía, para saber exactamente lo que ocurre allí. Cualquier información de cualquier parte del mundo está disponible tras escribir algunas letras en un ordenador y buscar. A medida que nos esforcemos en mejorar nuestro conocimiento sobre temas generales evolutivos de la humanidad, como por temas específicos a cualquier situación momentánea que nos esté ocurriendo, podremos ir reduciendo la brecha que nos separa de los países civilizados.
Lamentablemente Venezuela hoy en día es parte de la barbarie. Las pocas voces que clamamos por salir de la barbarie son insuficientes en este mar de mediocridad y subsistencia, a las que nos tiene oprimidos un régimen que tal como hace muchos años dijo Héctor Rodríguez, le conviene mantenernos a todos pobres e incultos. Si nos educamos e ingresamos a la clase media nos volveremos escuálidos y les quitamos poder a ellos. Durante diciembre continuarán estas luchas de poder. Una minoría atareada en fusiles amenazas y ferros castigos, contra una mayoría a la expectativa de lo que ocurra el próximo 10 de enero, y a la espera de lo que ocurra también el 20 de enero, con algunos edulcorantes positivos como las grandes interrogantes sobre Siria.
Algunos piensan que Siria pudiese democratizar y otros simplemente tiran la toalla diciendo que las sociedades del Medio Oriente son fallidas, donde dominan Al Qaeda, Isis, y demás movimientos extremistas talibanes. Pero no necesariamente debemos sucumbir a ese derrotismo histórico, cuando las nuevas generaciones en Siria están muy conectadas a las nuevas generaciones de países del medio Oriente, tanto en Asia como en Europa y hasta en América. La sociedad global a través de traductores instantáneos de inteligencia artificial ha logrado derrumbar barreras culturales e idiomáticas en todas partes. Desde cualquier país puedes conseguir un alma gemela en otro país a sólo clics de distancia.
El mundo que tenemos por construir pudiese ser maravilloso si nos abocamos a imaginarlo, pero para imaginar ese mundo mejor es necesario dosificar nuestra frustración por las vicisitudes temporales actuales. Decimos temporales porque incluso el régimen de 50 años que gobernó Siria fue temporal. Si amplificamos nuestro compás histórico desde la prehistoria hasta las primeras civilizaciones del Cercano Oriente, pasando por la Edad Media y la modernidad, tenemos la tarea inmediata de estudiar con mucho detenimiento todo lo que ocurra en Siria, para que cuando llegue el momento de efectuar movilizaciones callejeras similares en Venezuela, imitemos sus aciertos y evitemos sus errores. De la libertad de Venezuela dependerán a su vez las libertades en Cuba, Nicaragua y Bolivia.