Señales de Simonovis, diplomacia de Guaidó
Observamos discrepancia entre las estrategias de Iván Simonovis y las estrategias de Juan Guaidó, ninguno de los cuales ha sido catalogado por el presidente electo Edmundo González Urrutia como su vocero. Por consiguiente no habría razón para creerle más a uno o al otro. Según Iván Simonovis debemos esperar señales diferenciadas, tanto para civiles como para militares, para movilizarnos a tiempo para la llegada de Edmundo González Urrutia a su juramentación en Venezuela el próximo 10 de enero. Para Juan Guaidó es necesario esperar que el equipo de Edmundo González Urrutia establezca contactos diplomáticos con la nueva administración de Donald Trump, y con el resto de la comunidad internacional, ya que según Juan Guaidó aún no se ha establecido la suficiente fuerza ni presión. Por su parte María Corina Machado también nos ha señalado que falta muy poco, mientras que Erik Prince recuerda a Nicolás Maduro que ya el invierno comenzó el 21 de diciembre, y se mantendrá hasta el 21 de marzo.
Las piezas combinadas de Iván Simonovis, Juan Guaidó, María Machado y Erik Prince sugieren que la toma de posesión de Edmundo González Urrutia pudiera dilatarse incluso hasta el 21 de Marzo. Sin embargo Edmundo González Urrutia reitera que sí estará en Caracas el 10 de enero. Escuchamos a voceros de la comunidad internacional como Andrés Pastrana dispuestos a acompañarlo en esa fecha. Es significativo el llamado de María Corina Machado al presidente de Colombia, Gustavo Petro para que asista a Venezuela el 10 de enero: pero no para acompañar a Nicolás Maduro, sino al presidente electo Edmundo González Urrutia. Inclusive observamos discrepancias entre el discurso de Petro, excesivamente guabino, y el discurso de Murillo quien aún cuando sigue la línea peculiar proporcionada por instrucciones del presidente Gustavo Petro Murillo, ha logrado posicionar una postura oficial de la cancillería colombiana bastante favorable a los intereses democráticos venezolanos, representados por el presidente electo Edmundo González Urrutia, y que se acerca más a las expectativas de la ciudadanía colombiana que desea observar una vecina Venezuela próspera, la cual añoran.
Hubo tiempos en que colombianos emigraban a Venezuela y les encantaba. Los colombianos quieren volver a ver una Venezuela pujante, que supla carencias existentes en Colombia como siempre ocurrió. Somos países hermanos y Colombia no desea que Venezuela esté arruinada mientras Colombia tiene tiene cierto crecimiento. Más aún: Colombia no desea una repetición política de lo que ocurre en Venezuela. Existen señales que así pudiera ser si Gustavo Petro elige despedir a Murillo de la cancillería, de modo similar como recientemente Milei despidió a Mondino y Petro decide acudir a la toma de posesión írrita sin haber recibido, por parte de Maduro, las actas que pidió Petro. Estaría demostrando su conformidad con el fraude electoral, y alertaría a los colombianos que él también pretende perpetuarse en el poder a semejanza de Maduro. Todos sabemos que a Petro los números ya no le dan: su popularidad decrece y la derecha colombiana ya proporciona varias precandidaturas con amplio prospecto de triunfo, para cualquiera que resulte merecedor de la unidad colombiana.
No descartaríamos que en Colombia ocurra un proceso inspirado en las primarias que hubo en Venezuela, aún cuando comprendemos que la experiencia no será calcada en su totalidad. Sí suponemos que existirá la suficiente madurez política en Colombia para conformar un frente común en oposición a Petro, que garantice que la oposición acceda al poder antes que al régimen de Petro se le ocurra perpetuarse, tal como ya lo está haciendo Claudia Sheinbaum, heredera de Andrés Manuel López Obrador, del mismo modo como Maduro fue el heredero de Hugo Chávez.
Observamos comentarios peyorativos acerca de la renuncia de Cartaya a la Mesa de la Unidad Democrática, y la salida de Móttola fuera de la Embajada Argentina. Ambos son triturados como colaboracionistas y traidores. También escuchamos similares quejas acerca de Juan Guaidó. Incluso hay quienes votaron por Edmundo González Urrutia, o hubiesen votado por él en caso que hubiese sido posible el voto en el exterior, pero son abiertamente críticos a María Corina Machado. La oposición debe depurarse entre quienes reconocemos a Edmundo González Urrutia como presidente electo, y quienes al no reconocer explícitamente a Edmundo González Urrutia como presidente electo, automáticamente deben ser reclasificados en corolario como simpatizantes de la usurpación. En esa última categoría colocarías a partidos y militantes que han apoyado a candidaturas alacranes, los cuales deben ser endosados al oficialismo. Serán considerados como férreos adversarios políticos, interesados en que sean convocadas elecciones regionales, municipales y locales sin condiciones, y bajo la certeza de continuos fraudes electorales impunes.
Debemos salvar la cohesión entre demás factores opositores que sí apoyamos la presidencia electa de Edmundo González Urrutia, que incluiría a algunas figuras disidentes del oficialismo, quienes aún cuando han expresado apoyo por la presidencia electa de Edmundo González Urrutia, son triturados como colaboracionistas, traidores, incoherentes o sin principios. Es posible que cuando Edmundo González Urrutia anuncie su gabinete definitivo, algunos nombres no sean del agrado de otras personas. La oposición entra en una fase de posicionamientos internos, entre toletes que desean lucir favorables para cuando Edmundo González Urrutia ejecute nombramientos ministeriales. No deberíamos caer en eso. La ciudadanía que en su gran mayoría no milita en partidos políticos, no está interesada en diatribas internas entre diferentes toletes opositores.
La ciudadanía ha depositado su confianza en Edmundo González Urrutia y durante los primeros treinta días, quizás durante todo el primer año de gestión 2025, aceptará cualquier postulación o nominación que provenga del presidente electo Edmundo González Urrutia. Él será presidente durante este invierno, tomando como fecha máxima para su toma del poder el 21 de marzo y como fecha mínima el 10 de enero. No parece probable que la toma de posesión de Edmundo González Urrutia se produzca antes del 10 de enero, como en algún momento nos fue señalado, tomando en cuenta que sus festividades de año nuevo serán celebradas en Madrid. El presidente electo tiene previsto visitar Chile y Argentina: ello significa que el régimen de Nicolás Maduro pudiese estar comprando tiempo a corto plazo.
Los eventos represivos en la cárcel de Ramo Verde, que quizás sean repetidos en el Helicoide que es otro centro de tortura reservado para presos políticos, pudiesen generar suficiente conmoción en la ciudadanía que motive a desarticular y desesperanzar. Cobranza del Triunfo de Edmundo González Urrutia sigue siendo nuestra principal prioridad. Estos días de asueto navideño proporcionan cierto descanso para un inicio de 2025 movido, ya que durante el invierno nos tocará actuar según las señales que recibamos del frente liderado por Iván Simonovis y Erik Prince, quienes sugieren que una salida de fuerza viene en camino.
Las diplomacia europea y latinoamericana, muy bien conocidas por Juan Guaidó, sugieren que es un exabrupto pretender que Edmundo González Urrutia asuma el 10 de enero. Debemos esperar hasta febrero o marzo para que los canales diplomáticos regulares surtan efecto. La salida de fuerza implicaría una toma de posesión de Edmundo González Urrutia durante enero. La posición de Juan Guaidó implicaría una toma de posesión durante febrero o marzo. También está la posición de una oposición tan radical que todo lo ve mal, y a todas las personas anteriormente mencionadas proporcionan su más rotundo rechazo, su más rotundo repudio y los detestan tanto o y hasta más que a los chavistas. Son los que siempre están irritados, los que siempre pretenden tener la razón, que vaticinan que nada ocurrirá, que estamos siendo engañados, y que necesitan que el régimen de Nicolás Maduro vuelva a triunfar para decir triunfalmente "se los dije: la oposición no sirve, el régimen es muy malo, pero son más eficientes que ustedes".
Estos opinadores radicales buscan desesperanzados desmovilizarnos para someternos a una adicción de por vida a sus espacios televisivos de desesperanza, que día tras día durante los últimos 25 años inyectan una dosis de fatalismo, perfectamente alineada con el atroz Nicolás Maduro y sus acólitos. Se sugiere eliminar a la oposición ultra radical que se burla de Edmundo González Urrutia, se compòrtan como simpatizantes del chavismo. Necesitamos dejarlos de seguir y considerarlos adversarios políticos. Por el contrario, personas que recibido recientemente trituras mediáticas como Cartaya de la MUD y Móttola de Vente Venezuela, se han mantenido firmes durante toda la campaña de Edmundo González Urrutia, efectuando sus labores.
Lo ocurrido en los últimos días, con sus renuncias a un cargo político o su salida de una embajada, deberían observarse como reacomodos necesarios en cualquier estrategia política y no como una traición automática, muy bien posicionada. En el oficialismo existen periodistas que se ufanan de decir la verdad con un tonito peyorativo, y quienes insisten que todo será un fracaso pero se dicen de oposición emiten mensajes idénticos a lo expresado por voceros del oficialismo. Las voces que no desean cobrar el Triunfo de Edmundo González Urrutia, y siempre advierten escollos en un tono infranqueable nomerecn nuestra escucha. Mientras que voces que sugieren ánimo para llegar al objetivo planteado, como es el caso de Juan Guaidó, no deben ser triturado como si fuesen chavistas.
La oposición siempre ha cometido el error de iniciar pleitos intrapartidistas. Iván Simonovis contrasta con los necesarios contactos diplomáticos que efectúa Juan Guaidó. No podemos subestimar los aportes que él pueda efectuar en los Estados Unidos, durante la transición hacia el gobierno de Donald Trump. Su intención es apoyar al equipo definitivo que designe el presidente Edmundo González Urrutia. La ciudadanía corre el riesgo de abortar la misión, si se erosiona la unidad que tanto nos ha costado lograr. No estamos en campaña para elecciones de diputados, concejales, gobernadores y alcaldes. Hemos decidido que no es nuestra prioridad. Absolutamente todos somos necesarios para apoyar la Cobranza del Triunfo de Edmundo González Urrutia: eso incluye tanto a Iván Simonovis como a Juan Guaidó quienes por cierto trabajaron juntos en 2019.
No concebimos por qué ahora se insiste en una diferenciación de quienes sí o no debemos apartar, en esta fecha de inicio del invierno, cuando ya estamos esperando las señales tanto diplomáticas como militares y estratégicas, para actuar. Todavía están imponiendo nuevos obstáculos: eso incluye a la oposición ultra radical carente de propuestas, y a los alacranes que convenientemente proponen asuntos tangenciales, muy distantes de la Cobranza del Triunfo de Edmundo González Urrutia, a quien adversan: los alacranes son chavistas. La liberación de los presos políticos Pposiblemente no ocurra hasta el final del régimen. Sería necesario un movimiento contundente de la comunidad internacional, que proporcione fuerza, que obligue al régimen a soltar a algunos presos políticos. Con probabilidad se generará una excusa para que el régimen aprese otros políticos nuevos en cualquier momento.
Hay quienes sostienen que Edmundo González Urrutia pudiese desde cualquier lugar llegar a Venezuela sin ser apresado, ya que Juan Guaidó en el pasado y María Corina Machado en el presente, como representaciones máximas de la oposición venezolana, nunca fueron detenidos. El régimen nunca se atrevió a hacerlo. Posiblemente el régimen tenga información de líneas rojas muy fuertes que traspasarían de ellos intentar hacer algo contra Juan Guaidó en su momento, o María Corina Machado ahora, o Edmundo González Urrutia en el futuro. Aún si Edmundo González Urrutia llegara a Venezuela el 10 de enero, existe una probabilidad que no sea apresado, sino que más bien motive a los militares y a los policías que se adhieran a su causa, todo con el acompañamiento de la comitiva internacional que tenga a bien traer Andrés pastrana.
Ése sería el plan con un final corto y feliz, apoyado por las señales estratégicas y militares propuestas por Ivan Simonovis y anunciadas posiblemente por María Corina Machado. Mientras que el Plan B sería alargar la agonía algunos meses más, hasta el final del invierno, y dar oportunidad a Juan Guaidó que coordine con el equipo de Edmundo González Urrutia en los Estados Unidos, para efectuar los apoyos diplomáticos tanto con los Estados Unidos como la Organización de Estados Americanos, ambas ubicadas en Washington. Desconocemos quiénes son las personas que en Estados Unidos llevan la agenda de Edmundo González Urrutia. Además es público y notorio que Edmundo González Urrutia no ha considerado a los Estados Unidos como un destino prioritario, importante o necesario durante lo que lleva de Presidencia electa. Tiene equipos en los Estados Unidos trabajando, asumimos que son los equipos originales de María Corina Machado. Sin embargo es para todos conocido que Vente Venezuela es una organización pequeña que necesita alianzas. Como sabemos las organizaciones Voluntad Popular, Primero Justicia, Acción Democrática y muchos más somos quienes conformamos el enjambre. Tenemos un rol en unidad que propiciar.