Ruta por América hasta el final
Luego de tanto solicitar estrategia y unidad finalmente se logró. Todos iremos a la calle el 10 de enero para juramentar a Edmundo González Urrutia. Hay quienes dicen que eso es una locura, pero tampoco tienen contrapropuesta. Ya tenemos acompañamiento militar nacional, ya tenemos acompañamiento militar internacional. Tenemos al presidente electo quien estará de regreso en el país. Tenemos a antiguos simpatizantes de Nicolás Maduro dispuestos a efectuar un cambio. Lo único que queda son tradicionales voces dentro de la oposición, que a última hora buscan protagonismo y sugieren juramentación en el exilio, o sugieren que debió haberse buscado otra candidatura, o que se debió haber anunciado otra estrategia, o un sinfín de excusas para no cooperar. Hay gente que le gusta trabajar en absoluta soledad, nunca conforman equipos y buscan entrar en espacios de unidad para dividir, del modo de los alacranes.
Hoy en día hay que estar más pendiente de refutar a un alacrán o de apartarlo, que a los mismos chavistas. Ya los chavistas, los alacranes y los opositores ultra radicales están apostando por el fracaso de la convocatoria de calle del 10 de enero. Están salivando sus glándulas para repetirnos el día 11 de enero: "te lo dije, no pudieron salir de Maduro, van a tener que esperar hasta febrero o marzo, ustedes no tienen estrategia". En este momento no se puede analizar más, ya todo se analizó. Todos los días hemos propuesto escenarios. Todos los días hemos efectuado planes. Todos los días hemos contrastado puntos de vista divergentes. Ya la dirección política de Edmundo González Urrutia y María Corina Machado han tomado decisiones: las han comunicado. Como tenemos un componente militar internacional y nacional fuerte en esta propuesta, no tiene absolutamente ningún sentido regocijarnos en disertaciones filosóficas, dialécticas acerca de la conveniencia o no de planes que nunca fueron elaborados o aprobados. Toca actuar en conjunto.
Todos necesitamos actuar en conjunto. Actuar en conjunto es muy difícil para quien busca protagonismo permanente, porque quiere sobresalir y quiere diferenciar. Son presa fácil de los alacranes y maduristas, en búsqueda del próximo alacrán a quien puedan ofrecer alguna mentira, o algún posicionamiento. Cada vez es más difícil posicionarse porque todo gira a la estrategia conjunta: en Venezuela y en el exterior, la ideología de izquierda, la ideología de centro, la ideología de derecha. Todos estamos unidos para sacar al régimen, que demostró con su fiestica de Miraflores que no tiene gente. Quienes acudieron eran probablemente familiares del personal que allí labora, o de los militares más comprometidos con la corrupción. El ridículo que ha hecho Diosdado Cabello con esta cuestión de los rifles ha dado la vuelta al mundo. Aún tienen tiempo los presidentes de México, Colombia y Brasil para suspender definitivamente la participación de sus representaciones en Venezuela en una usurpación de Maduro.
Durante los próximos días iremos conociendo mejor las jugadas con las cuales cada quien acudirá. Hubo mucha prudencia en diseñar cada paso, en un proceso larguísimo, incomprensible para muchos. Han sido más los aciertos que los errores. Tenemos políticos y tenemos muertos, pero hemos tenido presos políticos y muertos con absolutamente todas las estrategias. Ahora hay más porque el régimen lo ha decidido así. No se le puede echar la culpa a la oposición de los presos políticos y los muertos. La oposición no es quien maneja las armas de la república, aunque el objetivo será llegar a usarlas. Se está solicitando a los militares que sean institucionales y reconozcan el triunfo electoral de quien lo merece. Aún quedan 8 días para la juramentación de Edmundo González Urrutia. En ese momento ya será un presidente en ejercicio y podrá tomar una serie de medidas militares con contundencia, que las fuerzas armadas sí tendrán que acatar de modo institucional.
En caso de no querer entregar el poder pacíficamente se procederá a la captura de Nicolás Maduro. Ya no es posible hablar de transición pacífica. Ya cada vez es más obvio que habrá una parte de violencia, a menos que el régimen decida súbitamente claudicar. Ya no podemos pretender que habrá un cambio en paz absoluta, porque el régimen nos ha dicho por todos los medios que no saldrá pacíficamente. Será necesaria la fuerza para sacarlo, especialmente después del 10 de enero si no entrega. Aquí la interrogante sería cómo lograr que las fuerzas represivas, que ahora están con el cambio y con la presidencia electa de Edmundo González Urrutia en vías de ser juramentado, impongan violencia a los violadores de derechos humanos.
Es posible que factores mediáticos interesados comiencen disertaciones acerca de los derechos humanos, de los delincuentes que deberían ser respetados, y todas esas garantías que buscan Maduro, Diosdado y su camarilla, para disfrutar de todo su dinero y para impunemente continuar con todo tipo de privilegios durante el resto de sus vidas, mientras quebraron a Venezuela. Esa opción de impunidad se aleja cada vez más, pues no han aceptado los términos de la negociación que les hemos propuesto para que efectúen su salida. Lo más probable es que las fuerzas que estarán acompañando las protestas de calle del 10 de enero, se concentren en la captura de los usurpadores. Aún no sabemos si serán procesados en territorio patrio, o si serán extraditados a los Estados Unidos, o en un combate armado resulten dados de baja.
Si hay algún día en el cual nosotros podemos marchar con mayor probabilidad de éxito que nunca, es el 10 de enero pues tenemos el deber constitucional de apoyar la juramentación constitucional del presidente electo, que ganó con mayor cantidad de votos. Esta causa es apoyada por muchos países de la comunidad internacional, y por cada vez más militares de la comunidad nacional, quienes piden la baja o incluso consideran cambiarse abiertamente de bando. Sabemos que existen chavistas de base que ya desde hace algún tiempo se han relacionado con la oposición, y han votado por Edmundo González Urrutia. Están ayudando con toda la logística para recibir a los ejércitos de Blackwater y Erik Prince una vez arriben a Caracas, sabiendo que dichas tropas ya se encuentran en territorio nacional en la frontera colombo venezolana.
Esto será un momento de encuentro entre todas las ideologías, todas las razas y todas las culturas que vivimos en Venezuela, en contra de una minoría que nos ha hecho daño a todos. Es importante que nos mantengamos unidos monolíticamente en torno al liderazgo actual, y en torno a las estrategias actuales. Cuando surjan divergencias las mismas deberían ser puestas a un lado momentáneamente. En el sector militar cuando recibes una orden la ejecutas sin cuestionar. En esta Unión Cívico militar que estamos forjando ahora, en la cual la parte militar tiene una preponderancia más alta que de costumbre, es necesario que sigamos la disciplina militar. Hay un enfoque claro. Hay un objetivo claro. Hay una fecha precisa. Queda poco tiempo. Hay muchos sectores de la sociedad que aún necesitan alineación.
Si usted no se siente dispuesto a cooperar con el cambio, considérese oposición del próximo gobierno en conjunto con el chavismo que será derrocado. Será interesante conocer cómo será en futuros espacios de debate político, la alianza entre el chavismo rojo rojito y la oposición ultra radical, siempre resentida contra la Mesa de la Unidad y siempre buscando dividir. Esta vez no lo logró, pero sí es importante identificar y expulsar a infiltrados, así como el chavismo siempre lo ha hecho: ahora ya no lo podrá hacer más porque todo se le salió de control. Si en la oposición tenemos infiltrados buscando tumbar los planes de Edmundo González Urrutia para que sea juramentado, con la excusa de generar más caos que les permita tener temas de conversación futuros, y reclamarnos a todos de una forma sádica que nos dijeron que todo iba a estar mal, esa gente al no quererse sumar y al activamente intentar abortar nuestros planes, también debe ser relegada de nuestras planificaciones y comunicaciones.
El tiempo del debate concluyó. Ahora vamos a la acción. En el campo internacional observamos con estupor como en Nueva Orleans, Luisiana hubo un arrollamiento masivo en plenas fiestas de celebración del año nuevo. La respuesta de Donald Trump no se hizo esperar y promete arreciar su plan de deportaciones masivas, ya que se ha conocido que quien efectuó ese acto terrorista había ingresado a los Estados Unidos hace pocos días de manera ilegal. El tráfico de personas, el narcotráfico y el terrorismo convienen a personas que siempre desean destruir a los Estados Unidos y a la civilización occidental, a la cual pertenece América. Serán necesarios muchos correctivos: incluso Bukele presidente de El Salvador ha ofrecido las cárceles de El Salvador, que son un modelo mundial en alta seguridad, para alojar a los depuestos criminales de la humanidad que provengan del régimen venezolano, cuya fecha de expiración es el 10 de enero. No podrán seguir gobernando impunemente a partir de esa fecha.
Aún estamos adaptándonos al año nuevo y tenemos las festividades de diciembre muy recientes, pero no podemos permanecer indefinidamente en el letargo que suelen ser los primeros días de enero, sino que debemos rápidamente reagruparnos, conocer nuestras posiciones y ofrecer al servicio de la unidad nuestras mejores capacidades, para que en la calle, en las comunicaciones, en la emisión de destellos de esperanza, y en toda la organización e internacional precisa cada uno de nosotros puede tomar un puesto. El enjambre dispone de múltiples estructuras y organizaciones grandes y pequeñas, tanto en el lado civil como en el lado militar, para poder en unidad lograr el objetivo de derrocar la permanencia de la usurpación en el poder a partir del 10 de enero.