Retorno a la normalidad

24.01.2025

Retorna la normalidad tras dos años de agotadoras jornadas proselitistas: de primarias, campaña electoral y Cobranza del Triunfo. Por fin los venezolanos merecemos disfrutar de algo de paz y reposo. Necesitamos recuperar energías, ya que a partir del año 2028 iniciaremos una nueva campaña electoral presidencial que concluirá en 2030. Mientras tanto disponemos la alegría de contar con un presidente electo, Edmundo González Urrutia quien se niega a juramentar. Tenemos la responsabilidad de asegurar que nuestro presidente electo, sin juramentar, pueda viajar alrededor de la comunidad internacional durante los próximos 6 años. Tenemos la responsabilidad de asegurarnos que siempre tenga una agenda de visitas a funcionarios y dignatarios de la comunidad internacional, que de vez en cuando puedan escribir comunicados.

El caso más reciente es el del senador de los Estados Unidos Rick Scott, a quien hemos sacado el jugo hasta la saciedad a su invitación para Edmundo González Urrutia, a la juramentación de Donald Trump. Aún cuando no aparece ninguna foto de Edmundo junto con Donald Trump, nuestras redes sociales están infestadas desde hace varios días de elogios al senador Rick Scott, y fotografías de Edmundo González Urrutia con Rick Scott en su oficina privada, como un gran logro de nuestra presidencia electa. Como no tenemos más logros que mostrar, se seguirá mostrando esa fotografía hasta la saciedad por tiempo indefinido, hasta que encontremos ocasión de generar una nueva noticia fotografiada que permita mantener la narrativa algunos días más. 

Es necesario también llamarle la atención a los activistas que contradicen al generoso equipo de trabajo ministerial, gabinete interino, gabinete electo o gabinete en transición antes de juramentación, o de cualquier otra forma como lo queramos llamar. Aludimos a beneficiarios de recursos económicos: David Smolansky, Leopoldo López, Miguel Pizarro, Carlos Vecchio, Antonio Ledezma, Richard Blanco, Asdrúbal Aguiar y demás miembros de vieja data del partido de la Mesa de la Unidad Democrática, quienes gracias a su habilidad política generan los recursos requeridos y necesarios para proporcionar a Edmundo González Urrutia, y a su señora esposa, una vida presidencial de viajes y hoteles, durante los próximos seis años. Como sabemos Edmundo González Urrutia se niega rotundamente a juramentarse, ya que por supuesto es más cómodo seguir de viaje a lo largo y ancho de la comunidad internacional. Sin embargo es nuestro presidente electo y nuestro presidente constitucional, a menos que algún purista invoque el artículo 231 de la Constitución nacional, que exige que el presidente electo debió haberse juramentado el 10 de enero, lo cual no hizo y probablemente tampoco hará a futuro. Eso es otro tema.

Militantes, activistas, simpatizantes y electores de la Mesa de la Unidad Democrática requerimos considerar a Edmundo González Urrutia como si fuese nuestro presidente constitucional, ya que así lo demuestran las actas que reposan en el Banco Central de Panamá. Sin embargo también es un hecho que: Diosdado Cabello en representación de la usurpación; Edmundo González Urrutia en representación de la presidencia electa aún por ser juramentada; Marco Rubio en representación de la secretaría de estado; y Richard Grenel en representación de los envíos especiales para Venezuela desde los Estados Unidos, los cuatro reiteran que todo será en paz. 

Estamos en un retorno a la normalidad. Deseamos un mundo en paz. Deseamos un planeta en donde todo se resuelva de modo pacífico. Ello significa que desecharemos la violencia, en particular ya no será necesario convocar a marchas de calle, ya que las mismas son peligrosas. La ciudadanía está fastidiada de salir a marchar. Siempre tenemos el comodín de esperar cómodamente que Estados Unidos decida anexar a Venezuela, como uno de sus territorios luego de haber entrado a Canadá, Groenlandia y la Zona del Canal, o quizás Puerto Rico, lo cual entendemos deberá efectuarse de modo ordenado. Se seguirá un esquema de prioridades. Sin embargo la inclusión de Venezuela ya está en cola, de modo que no es necesario salir a marchar en caso que nos vuelven a convocar a marchas.

La comunidad internacional no está siendo suficientemente efectiva en defender los derechos de las personas que voluntariamente ingresaron a la Embajada Argentina, y aún no quieren salir, las cuales al parecer han iniciado una huelga de hambre porque no les llegan suministros de comida ni agua. Dicen estar secuestrados. Todos los ciudadanos en Venezuela estamos secuestrados, ya que muchos ni siquiera queremos salir para no ser abordados por las fuerzas represivas del régimen: que piden papeles y revisan teléfonos celulares. De modo que todos nos sentimos acosados en nuestros domicilios y fuera de ellos. Llama particularmente la atención que algunas personas por su libre albedrío han decidido ingresar a la embajada de Argentina y no salir de allí. Recordamos el caso de Franklin Brito quien por andar con el chistecito terminó muriendo de hambre. Esperemos que eso no sea lo que ocurra con las personas que se encuentran en la embajada de Argentina, ya que para preservar sus vidas lo único que tendrían que hacer es salir de allí. Las personas que han ingresado en la embajada de Argentina, han iniciado desde hace muchos años campañas de descrédito contra el equipo de trabajo de Edmundo González Urrutia: en redes sociales son archienemigos. 

Vente Venezuela y Voluntad Popular, a pesar de haber sido aliados en alguna oportunidad de la Salida, últimamente han protagonizado grandes divergencias. No ha sido suficiente que Freddy Superlano declinase a favor de María Corina Machado durante las primarias, porque Vente Venezuela ha intentado que sus gentes sean los únicos integrantes de los comanditos, y los únicos que pueden tener acceso al presidente electo, Edmundo González Urrutia. Los acólitos de Vente y María Corina Machado siguen histéricos por la presencia de Leopoldo López, Miguel Pizarro, Carlos Vecchio, Antonio Ledezma y David Smolansky, quienes aseguran el suministro de recursos necesario para que Edmundo González Urrutia pueda seguir viajando alrededor del mundo como presidente constitucional, sin haber sido juramentado, durante los próximos 6 años. Mientras que María Corina Machado, a pesar de los informes erróneos que es rica de cuna, no dispone de tantos recursos económicos y necesita acceder a premios Sájarov y demás donativos de la comunidad internacional, para poder financiar su proselitismo político.

Tampoco hemos visto que el gobierno argentino haga mucho por salvar a su gendarme estrella, quien posiblemente será mantenido en las mazmorras venezolanas como una ficha de cambio, para alguna de las negociaciones que vengan. El activismo político que voluntariamente ingresó a la residencia de Argentina en Venezuela, bajo custodia de Brasil, y que realmente es un edificio a la deriva: sin servicio de agua potable, sin servicio de luz y sin acceso a alimentos, es instado a salir de allí y preservar sus vidas. Franklin Brito murió en huelga de hambre, nadie lo recuerda y eso no sirvió para absolutamente nada. En el bando de Leopoldo López, Juan Guaidó y David Smolansky es probable que los adversarios de Vente Venezuela, quienes consideran traidores a los demás, no hagan caso. Esto no debería pasar porque Edmundo González Urrutia nos ha recomendado a todos los venezolanos que nos reconciliemos, y que dirimamos nuestras diferencias de modo pacífico. Del mismo modo lo solicitan Diosdado Cabello, Marco Rubio y Richard Grenell, bajo instrucciones de Donald Trump quien desea un mundo de paz, luego de todas las guerras ocasionadas por el expresidente Joe Biden.

Es necesario recordar que la oposición no participará en elecciones regionales y municipales. Por consiguiente le regalaremos los pocos espacios que nos quedan al Gran Polo patriótico y sus alacranes. No nos interesan las concejalías, ni las gobernaciones, ni las alcaldías. Emprenderemos una férrea campaña de descrédito contra todo aquel que participe en esas elecciones de la dictadura: los consideraremos chavistas, colaboracionistas y no reconocedores del triunfo electoral de Edmundo González Urrutia. 

Tal como habíamos previsto, el canciller de Colombia Murillo ha renunciado del régimen de Petro, posiblemente en desacuerdo a la confrontación que Gustavo Petro desea iniciar contra Donald Trump. También podemos ver como posiblemente el presidente de Panamá, que decía que era tan amigo de la causa de la Democracia de Venezuela posiblemente termine posicionándose a favor de la usurpación de Nicolás Maduro, ya que todos andarán en una nota antiimperialista en contra de la ocupación americana al canal de Panamá. Mientras que los venezolanos demócratas, por el contrario, estamos interesados en que tal ocupación estadounidense ocurra exitosamente en Panamá, lo cual sería un preparativo para una eventual incursión dentro de Venezuela, que por los momentos tal como han dicho los diversos voceros de las comunidades nacional e internacional, está absolutamente descartado: todo debe ser en paz.

Es increíble que Diosdado Cabello, Donald Trump, Edmundo González, Marco Rubio y Richard Grenell estén todos de acuerdo con este asunto de la paz. Hay una gran cantidad de opinadores mediáticos que hasta hace pocos días posicionaron la intervención militar como si fuese inminente, cuando en realidad nunca estuvo como una carta bajo la manga. Los vendedores de humo posiblemente entren en un periodo de estupor y modificación de narrativas, ya que la violencia será desechada y no será tolerada por ninguno de los factores en conflicto. 

Serán interesantes estos tres o cuatro años de calma y normalidad que vienen a Venezuela, a nivel político, ya que la oposición: no presentará candidatos, y no convocará a marchas con frecuencia. Las pocas marchas que sean convocadas deberían tener cierta previsión de asistencia. Como nos hemos dado cuenta, tantos años o tantas décadas de marchas han dejado al venezolano agotado y burlesco. Hay consignas que ha dicho María Corina Machado desde hace muchísimos años, como que el régimen está más débil que nunca, lo cual ha sido reiterado en la década de los 2000 en la década de los 2010 y ahora en la década de los 2020. El discurso opositor actual ha sido agotado. Ahora corresponde que Edmundo González Urrutia mantenga el discurso de la reconciliación entre la oposición para ver si logramos conseguir otra candidatura presidencial para el año 2028, que logrará ganar las elecciones del 2030. Esperemos que ya para esa época hayamos resuelto nuestros conflictos con el régimen y con el CNE, y podamos participar. Si no participamos para las elecciones de concejales, alcaldes y diputados ahora en 2025, y no participamos en otras elecciones locales que haya en 2026, 2027, 2028 ó 2029 ¿qué vamos a hacer en el año 2030? ¿no participaremos tampoco? Dejaríamos que Nicolás Maduro sí sea definitivamente vitalicio.

Posiblemente durante los próximos años de calma tendremos suficiente tiempo para establecer nuestra nueva estrategia electoral, una vez hayamos internalizado el fracaso político de haber ganado unas elecciones, y no haberlas sabido cobrar. Como sabemos esto era hasta el final, y constitucionalmente el final era el 10 de enero, como lo reza el artículo 231 de la Constitución nacional. Sin embargo el presidente electo Edmundo González Urrutia eligió no juramentarse en ninguna parte, en esa fecha, cuando tenía embajadas de Venezuela desocupadas: es decir sin ocupación y sin funcionariado del régimen. Los ejemplos más obvios son Argentina y los Estados Unidos. El presidente electo eligió no juramentarse y reitera que tampoco se juramentará. Nosotros como buenos militantes de la Mesa de la Unidad Democrática, sin chistar debemos complacer al presidente electo en su deseo de recorrer el mundo durante seis años, a costilla del dinero que puedan generar los equipos de Leopoldo López, David Smolansky, Miguel Pizarro y Antonio Ledezma.

Si la gente de María Corina Machado desea contrarrestar esas estrategias, lo más recomendable es que Magalli Meda y su equipo abandonen la embajada de Argentina, ya que los necesitamos vivos. Pareciera que se están inmolando como ovejas de sacrificio, cuando ellos son parte importante de la Mesa de la Unidad. Estamos a la espera de las próximas reuniones que mantendrá Edmundo González Urrutia en Miami, una vez abandone Washington, sin haber visitado la embajada de Venezuela donde pudiese juramentarse. Pero como sabemos, no se quiere juramentar. Una vez llegue a Miami conversará con la diáspora de Miami, y después anunciará su próximo destino. 

Es importante que nos demos cuenta que la Mesa de la Unidad Democrática está espaciando cada vez más sus comunicados. Es posible que el presidente aparezca una vez, pasen una o dos semanas sin saber nada de él, luego aparezca a las dos o tres semanas en otra parte, y así sucesivamente durante los próximos años hasta que consigamos una nueva candidatura presidencial. Tampoco conviene tener muchos pleitos intestinales entre opositores: primero porque Edmundo González Urrutia nos ha solicitado la reconciliación, y segundo porque sería ridículo efectuarle un referéndum revocatorio a Edmundo González Urrutia después de tres años. Allí sí que es verdad que quedaría Nicolás Maduro otra vez. Cometeríamos el mismo error que cometimos hace varios años, cuando ya teníamos a Juan Guaidó como presidente interino y por pleitos intestinales en la oposición se decidió eliminar la presidencia interina. Nos quedamos sin el chivo y sin el mecate. Esperemos que esta vez usemos más el olfato político que bastante falta nos hace.