Perdedores siguen ocultando actas
No reconocer a Edmundo González Urrutia como presidente electo es equivalente a convalidar un fraude electoral, es no adherirse al precepto democrático que quien logra más votos deberá gobernar. Algunos seguidores del oficialismo y detractores de la Plataforma Unitaria harán todo lo posible para que las actas nunca se presenten al público. Toda Venezuela sabe que Nicolás Maduro presenta enorme rechazo, y apenas logró tres millones de votos. No es posible conseguir cuatro millones, cinco millones, seis millones o siete millones de personas que hayan votado por Nicolás Maduro. Todos queremos que se vaya. Hay personas que votaron por Nicolás Maduro, que sí reconocen que perdieron, pero su línea partidista los obliga a aceptar un fraude, a resignarse que todo está perdido, y que el cambio no sería posible por el odio inoculado contra sus adversarios políticos. Las campañas de la despolarización que obtuvieron votación mínima, supuestamente estaban destinadas a formar un muro de contención por la paz. Presentan ahora la disyuntiva de reconocer la continuidad del régimen de Nicolás Maduro, para seguir con un discurso en contra de la Plataforma Unitaria o reconocer a Edmundo González Urrutia para poder seguir siendo consideradas como oposición. Venezuela es un país de mayoría opositora que se deja someter por el chavismo, con amenazas de guerra psicológica.
El ejercicio de la libre expresión está cada vez más comprometido. Cada vez hay mayor certeza que el gobierno nunca presentará sus actas: porque no las tiene, porque no las puede forjar, y porque no quiere salir del poder. Edmundo González Urrutia hace bien en no acudir al Tribunal Supremo de Justicia ya que pudiese ser capturado. Él es una persona a quien hay que resguardar a toda costa, pues lo necesitamos en la presidencia de la República durante enero. La comunidad internacional se reunirá en una cumbre en la ciudad de Panamá, durante el mes de agosto, y allí el resto de los países tienen la responsabilidad de elegir el método más idóneo para restaurar la democracia en Venezuela. El triunfo anunciado por el Consejo Nacional Electoral, beneficiando a Nicolás maduro, no ha sido reconocido ni creído por los países que integran la comunidad internacional. Lentitudes diplomáticas sugieren a demás países no reconocer aún a Edmundo González Urrutia como presidente electo. Pronto llegará el momento en que tomen una determinación más firme, a medida que nos convenzamos que será imposible disponer de actas diferentes a las ya publicadas en la página web del Comando de campaña triunfador. Una repetición de elecciones presidenciales es inviable para el gobierno: sería reconocer implícitamente que perdió las elecciones ya efectuadas, y que no tiene forma de imponer su triunfo.
La participación de candidatos minoritarios en una elección presidencial repetida sería irrelevante, ya que estaríamos en una situación similar a la segunda vuelta que existe en algunos otros países: donde únicamente compiten los dos candidatos que recibieron mayor votación en la primera vuelta. Estamos en un momento de definición, en el cual si eres chavista, o te gusta avalar fraudes electorales, o te gusta mantenerte en el poder de manera violenta a través del poder de las armas, del chantaje y del miedo apoyarías a Nicolás Maduro. Si eres opositor o deseas el cambio, o simplemente eres un demócrata que reconoces y admites los resultados verdaderos, votas por mundo González Urrutia. Durante los próximos días, semanas y meses será nuestra responsabilidad plantearle a cada persona, que tenga motivos para apoyar la permanencia de Nicolás Maduro en el poder: que está permitiendo la continuidad de un fraude, que no le gusta la democracia, y que muy probablemente cuando vuelvan a haber elecciones en Venezuela su parcialidad política tendrá aún menor porcentaje, en comparación al que ya perdió.