Nueva composición del Bundestag
Inician elecciones para el Bundestag en Alemania. Se nota el mismo nivel de incertidumbre de elecciones anteriores, donde había un claro ventajismo hacia la candidatura perdedora, como fueron los ejemplos de Hillary Clinton, Kamala Harris y Nicolás Maduro, quienes fueron derrotados por Donald Trump y Edmundo González Urrutia. En la reciente conferencia de Múnich, pudimos ver cómo el partido AfD de Alice Weidel, quien va de segunda en las encuestas, va subiendo con mucho voto oculto debido al cordón sanitario que han impuesto todos los partidos tradicionales, tanto alemanes como de Europa, para evitar que lo que ellos denominan una horrenda extrema derecha llegue al poder.
Obtener información acerca de esta elección, sin un sesgo de odio contra la AfD, ha sido difícil. Casi todas los publicaciones en inglés o español han estado orientadas a generar miedo en la población, con comparaciones al régimen nazi de Adolfo Hitler que ocurrió hace casi un siglo. Alemania ya ha pagado suficientemente por ello. Han vuelto a desarrollar a su país. Su población es de lo más tolerante y culto que hay en el planeta. Los turistas alemanes que siempre hemos visto en Venezuela, en sitios como Mérida, Choroní y Margarita, siempre han sido de comportamiento impecable, y muy deseosos de conocer la cultura venezolana. De modo que es injustificable acusar a Alemania que quiera volver al nazismo.
Son generaciones completamente diferentes, pero los partidos corruptos de Alemania y Europa necesitan mantener la deuda que les permitirá proseguir la guerra de Ucrania, la cual es necesaria para mantener a todos los viejos políticos chupando recursos y poder. Alemania durante las últimas décadas ha sido un bastión industrial, financiero y planetario envidiable, con productos de excelente calidad y finanzas sólidas: basadas en activos y con poco uso de la deuda. En el reciente gobierno de Olaf Scholz, muy parecido por cierto al de Pedro Sánchez en España, ya que son de la misma coalición partidista europea, los socialistas ha aumentado el gasto en defensa. Han agotado las fuentes de financiamiento que provenían de unos presupuestos equilibrados, que requerían permisos especiales del Bundestag para emitir deuda. Eso ahora lo quieren eliminar con el nuevo gobierno, que pudiese formar en coalición el candidato de la CDU Friedrich Merz, quien en la práctica propondría un gobierno similar al de Olaf Scholz.
Friedrich Merz le tiene animadversión a Alice Weidel de la AfD, que muchos consideramos el único partido de oposición en Alemania, ya que todos los demás partidos forman parte del régimen de coalición anterior o futuro. Estaría destinado a conformar gobierno con los verdes o los socialistas: cuyas propuestas de izquierda chocan contra la industrialización. El conservadurismo financiero que supuestamente promete será imposible de cumplir, porque ni los verdes ni los rojos lo dejarán actuar de ese modo. Se cumplirán las predicciones bien especificadas durante la reciente conferencia de Defensa en Múnich: Alemania tendrá que aumentar su deuda nacional para financiar la deuda europea, en la cual incurrirán los otros veintiséis países de la Unión Europea, que tienen finanzas aún peores.
En este contexto, Bayer, Volkswagen, Mercedes Benz, Basf y demás empresas importantes y famosas, que exportan productos alemanes de altísima calidad, están considerando largarse simplemente de Alemania, e instalar factorías principalmente en China o los Estados Unidos: donde los costos de energía son menores, donde no tienen a un partido verde que ha destruido la generación de energía nuclear. La energía nuclear anteriormente facilitaba energía confiable a las grandes industrias alemanas. Ahora se ven obligados a comprar gas ruso, lo cual se dificulta porque están en guerra contra Rusia por el tema de Ucrania. Deben tamnién acoger refugiados, a los cuales no quieren seguir admitiendo porque el país ya está colapsado: de inmigración, de asilados e ilegales.
Las estadísticas más recientes muestran que los ciudadanos de origen africano, y especialmente los ciudadanos de origen afgano, cometen muchísimos más crímenes violentos y de odio que los ciudadanos alemanes. Es una estadística confirmada por absolutamente todas las agencias noticiosas y los medios oficiales, pero no se puede repetir mucho: debido a ese complejo que tienen los alemanes de creerse inferiores a los demás países, debido a errores en los que incurrió el régimen de Adolfo Hitler hace casi 100 años. En la práctica la cultura alemana tiene muchísimas virtudes: son muy eficientes, son muy puntuales, y el multiculturalismo los está echando a perder. Los trenes en Alemania hoy en día ya no son tan puntuales como antes. Ellos inclusive ven con cierta envidia a Suiza donde también se habla alemán, y donde los trenes sí siguen siendo puntuales.
En mapas de las encuestas aparece el territorio de la antigua Alemania Oriental como sólidamente posicionado a favor de la candidatura de Alice Weidel, y el territorio de la antigua Alemania Occidental con dominio aún de Friedrich Merz, que como hemos dicho sería una continuidad del gobierno actual de Olaf Scholz, ya que sus ideas de derecha serían contrarrestadas por la coalición que tenga que formar: con los verdes y con los socialistas. De ningún otro modo pudiera llegar al poder. En diversos municipios posiblemente exista el voto oculto, que pudiese ir hacia Weidel. La supresión de opiniones acusadas e insultadas de ultraderecha, por lo general no es explícito en una ciudadanía que ha estado acostumbrada, desde los tiempos cuando ellos eran la Alemania Occidental, a regirse por los partidos tradicionales: que son los que pagan a las encuestadoras. Por ello hemos visto tantos fracasos en encuestas en varios países del mundo, que siempre subestiman a la extrema derecha.
En Francia ocurría lo mismo hace pocos años. Siempre se le hacía un cordón sanitario a Marine Le Pen, quien lo ha ido rompiendo paulatinamente. Hoy tenemos la certeza, de un significativo aumento de la probabilidad de una próxima presidencia de Marine Le Pen en Francia. Ya que Macron, a pesar de sus intentos imperialistas por reconstruir una Europa totalmente endeudada, e ignorada por Estados Unidos y Rusia, no podrá volverse a presentar. Sus formaciones políticas no tienen absolutamente nada que presentarle a Francia. Ya Alemania con cierto retardo ha seguido ese camino. El acoso contra la ultraderecha en Alemania es quizás el más fuerte en todo el planeta, por ese miedo que tiene el resto del planeta que Alemania sea un país grande como lo merece ser, y como el mundo lo necesita.
Tenemos muchos países en el mundo donde reinan la corrupción y la mediocridad. Alemania históricamente es un país de excelentes industrias, excelente educación, excelente pulcritud financiera, y excelente puntualidad: valores que se están perdiendo con los gobiernos socialdemócratas. Requieren una corrección profunda que restaure los altos estándares que siempre tuvieron. Hoy están perdiendo. La campaña de Merz nunca menciona que proseguirá al pie de la letra todo lo que pidan los tecnócratas de Bruselas, en la Unión Europea: para la continuidad de la guerra en Rusia y el envío de tropas que logren consensuar con Francia y Gran Bretaña. Ello motivará a que a juro tenga que ser aumentado el presupuesto de deuda, tanto para Alemania como para Europa.
Esta historia no puede terminar bien. Ya nosotros hemos visto el caso de Venezuela, que durante los mejores años del siglo XX fue un país tan financieramente sólido como Alemania. Teníamos la moneda el Bolívar igual de sólida que la libra esterlina, o el marco alemán. Poco a poco los gobiernos socialistas durante varias décadas: primero en la cuarta república, y hoy en la quinta república, fueron erosionando nuestra rectitud financiera, heredada del General Juan Vicente Gómez. A pesar de haber sido un dictador, Gómez en temas financieros era muy capaz. Sabía que es más lo que debe ingresar que lo que debe egresar. Esa mentalidad de manejar a Venezuela como hacienda resultó siendo uno de los mejores gobiernos que tuvimos en Venezuela: fue donde realmente se impulsó la industrialización del país a través del petróleo.
El reto de las elecciones de hoy es que Alice Weidel logre superar el 25% de votación, como vaticinan algunas encuestas que toman en cuenta el voto oculto, que no le fue a Donald Trump o que no le fue a Edmundo González Urrutia. Ese mismo fenómeno estaría jugando en contra de Alice Weidel. Ese aumento en la votación de Alice Weidel pudiera resultar en que alguno de los partidos minoritarios no logre llegar al 5%. Cuando en Alemania cualquier partido minoritario no alcanza el 5%, pierde automáticamente toda esa votación y se redistribuyen los votos a partidos restantes que sí lograron obtener más del 5%, en la configuración definitiva del nuevo Bundestag. Estaríamos hablando que el CDU tendría más del 30% del Bundestag y AfD tendría el 25%, lo cual lo constituiría como el principal partido de oposición: asumiendo que Friedrich Merz y la CDU logren aliarse con los partidos tradicionales, que hoy también están aliados a Scholz, y logre un gobierno de coalición tan inestable que probablemente termine en cuestión de pocos meses. o no dure los 4 años.
La oposición de AfD será muy fuerte. Posiblemente un gobierno débil de Friedrich Merz sería equivalente al actual gobierno de Pedro Sánchez en España, que requiere todo tipo de coaliciones que fallan. En el caso de temas de Venezuela, se iban en contra de Sánchez y se aliaban con el PP y con Fox. También tenemos en España que el PP se alía con los socialistas, y deja a Fox solo. Entonces ocurre que en España tendría que haber un gobierno de Vox, y en Alemania tendría que haber un gobierno de la AfD: con claridad ideológica, con claridad programática, y que no estén a merced de los vaivenes de unas coaliciones inestables: que hacen sus gobiernos inviables. Así ha estado ocurriendo en la mayoría de países de Europa. De allí el fracaso general en la política europea: mientras mayor sea la votación que obtenga la AfD en las elecciones de hoy, más difícil será para los partidos tradicionales reinventar la nueva versión, supuestamente más de derecha.
El gobierno de izquierda actual se mantendría intacto. Ese gobierno va rumbo al endeudamiento y al desastre. Ello explica también por qué la juventud alemana está tan interesada en votar por la AfD. La población alemana es culta y estudiada. Incluso las generaciones más jóvenes, que han aprendido matemáticas, entienden las finanzas públicas horrorosas a las cuales los están sometiendo los gobiernos recientes. Además se proporciona toda la ayuda social a los inmigrantes, quienes a su vez son los que cometen la mayoría de delitos. Los afganos en Alemania vendrían siendo similares a los venezolanos en Estados Unidos: que son quienes conforman la nacionalidad responsable de la mayor criminalidad.
Es necesario que los venezolanos sean deportados de los Estados Unidos, y los afganos sean deportados de Alemania. Así tedremos la oportunidad tanto en Venezuela como en Afganistán de que nuestros compatriotas, que hayan tenido la oportunidad de aprender la cultura al trabajo, a la responsabilidad y a la puntualidad, durante los meses o años que pudieron estar en Estados Unidos o Alemania, puedan aplicar así esas virtudes en Afganistán y Venezuela. Nuestros ciudadanos repatriados nos ayudarán a los venezolanos que nos quedamos en Venezuela, y a los afganos que se quedaron en Afganistán, a desarrollar nuestros países con cierto énfasis en industrias turísticas. Esta vez serán los estadounidenses y los alemanes, quienes ya desarrollaron cierto vínculo afectivo con nuestros países del Tercer Mundo, y nos vendrán a visitar como turistas foráneos.