Neoconservadores contra libre mercado
Venezuela ha emitido alerta de viaje contra los Estados Unidos. Es preferible que no acudamos a ese país, ya que corremos riesgo de ser deportados como delincuentes pandilleros: a la República de El Salvador. Así tengamos visado para los Estados Unidos, el mismo podría ser revocado próximamente. Es preferible no pisar el suelo de ese país, ya que es sumamente peligroso. Existen patrullas de migración: al acecho para la detención y expulsión de cualquier ciudadano de origen venezolano. La xenofobia pulula en ese país, desesperado por castigar a los demás.
Existe una crisis política interna en el régimen de Donald Trump, ya que Richard Grenell hace pocos días afirmó que se había logrado reanudar el acuerdo de deportación entre Estados Unidos y Venezuela. Así lo habían confirmado las autoridades del régimen venezolano. Sin embargo, los recientes deportados fueron enviados a El Salvador y no a Venezuela, como debió haber sido el destino final. Y luego de las numerosas críticas, que los venezolanos hemos efectuado en contra de la deportación de nuestros nacionales a un tercer país, lo único que se le ocurre a Donald Trump y Marco Rubio es: con una altanería insoportable, vociferar a los cuatro vientos que Venezuela debe aceptar a todos sus deportados. Venezuela no se niega a recibir sus deportados. Más bien los venezolanos estamos haciendo esfuerzos porque todos nuestros connacionales se larguen de los Estados Unidos: porque ya no tienen absolutamente más nada que hacer en ese país enemigo.
Los estadounidenses están sumidos en una horrenda inflación de huevos a muchos dólares la docena. Las perspectivas económicas no mejoran. Aplican medidas comunistas de extrema izquierda, favoreciendo aranceles en contra del libre comercio con el resto del mundo. El Partido Comunista Chino, por el contrario, adopta sanas medidas de libre mercado y comercio internacional, promocionando comercio de tierras raras y productos manufacturados con el resto del mundo, sin injerencia extranjera en los asuntos políticos internos de los demás países. Estados Unidos lo único que hace es emitir sanciones, amenazar con guerras a Yemen, amenazar con guerras a Venezuela, y únicamente decide retirarse de Ucrania luego de haber financiado allí una guerra por más de tres años, en donde han habido miles de muertos rusos y ucranianos: por ese ímpetu estadounidense de meterse en todas partes, en lugar de atender sus problemas como el consumo de fentanilo y demás drogas ilícitas.
El declive general es notorio en el nivel educativo de la población estadounidense. Si no fuese por la inteligencia artificial no podrían ya ni siquiera pensar por sí mismos. Es verdaderamente lamentable que en la oposición venezolana, nosotros hayamos cometido el error de pensar que solos no podíamos. Hemos dedicado largos años de esfuerzos, para solicitar a la comunidad internacional, la cual en la práctica está representada por Estados Unidos, que nos ayudara. Es un país que nos detesta y nos aplica la peor xenofobia. Tampoco sabemos en quién confiar en esa administración, dado que Richard Grenell y Marco Rubio se dan la tarea de sabotear mutuamente sus gestiones.
Richard Grenell no desea la línea dura de Marco Rubio, y Marco Rubio no desea la línea blanda de Richard Grenell. Ambos compiten por el favoritismo de Donald Trump, quien a su vez es pasado como coleto por Vladimir Putin: quien es el ganador indiscutible de todas estas disputas. Vladimir Putin y Donald Trump, en efecto, han sostenido una llamada telefónica de dos horas, en la cual aún cuando no se han repartido Ucrania todavía, sentaron las bases para un alto al fuego limitado a las instalaciones energéticas de infraestructura petrolera. Donald Trump necesita dichas instalaciones en perfecto funcionamiento, para poder realizar a futuro negocios con Vladimir Putin, en un ámbito estrictamente comercial y transaccional.
Putin y Trump acordaron intercambiar cientos de presos malheridos rusos en territorio ucraniano, contra el mismo número de presos ucranianos malheridos en territorio ruso. Es significativo que Volodomir Selenski emitió unas declaraciones curiosamente pacíficas, agradeciendo esa llamada telefónica y admitiendo que en efecto se estaba comenzando un camino hacia la paz. Las batallas campales de los ejércitos seguirán siendo efectuadas. Donald Trump también aseguró que los militares presos políticos, varados en la región de Kursk y sitiados por las fuerzas militares rusas, podrán ser devueltos a los Estados Unidos: bajo un régimen especial que será acordado con Rusia durante los próximos días, siempre y cuando se rindan, lo cual aún no ha ocurrido. Suponemos que Vladimir Putin, en atención a Donald Trump deseará devolver a esos mercenarios occidentales con vida. Se asegurará mediante métodos de presión psicológica que ellos se rindan. Una vez rendidos podrán ser devueltos a sus países de origen, ya que si no se rinden deberán ser exterminados.
Rusia tiene luz verde para seguir conquistando las praderas de Ucrania, plantando la bandera rusa y eliminando la bandera ucraniana de una cantidad de territorios. Nos tocará esperar algún tiempo más, para conocer la configuración definitiva de los mapas reducidos de Ucrania, y los mapas ampliados de Rusia. También Estados Unidos y Rusia acordaron una mejoría en las condiciones de navegación en el Mar Negro, con el objeto que el comercio internacional, que posiblemente incluye los tan necesarios granos de Ucrania que satisfacen el hambre del África, puedan navegar con libertad.
Respecto al Medio Oriente: es significativo que Rusia acordó exhortar a Irán a que no destruya Israel. Estados Unidos tiene intenciones de establecer relaciones con Irán, para que exista cierta disuasión. Es significativo como Estados Unidos está entrando en cuenta que ha cometido muchísimos errores geopolíticos durante varias décadas, lo cual ha incidido en su declive como superpotencia mundial. Rusia se está aprovechando. Rusia está retomando un lugar protagónico en los asuntos mundiales. Inclusive Rusia está abriéndole el paso a Estados Unidos, para que se comunique con sus amistades. El único punto discordante pareciera ser Venezuela, ya que entre tantos reveses norteamericanos no pudo defender a Ucrania. Desperdició una gran cantidad de dinero en guerra, la cual obviamente está perdiendo, ya que Rusia no se detendrá hasta que conquiste la mayor parte, si no toda Ucrania.
A Estados Unidos le quedan premios de consolación: restablecer relaciones con Irán y dejar a China tranquila por un tiempo más. Imaginan que el punto débil ahora es Venezuela, cuando sabemos perfectamente que Venezuela está perfectamente alineada con Rusia e Irán: con cada vez mayor simpatía de la población venezolana que está horrorizada de los maltratos que nos hacen los Estados Unidos a nuestros nacionales, y que nos tratan como si nosotros fuésemos sus enemigos. En tal sentido, nos identificamos con los canadienses, quienes también pensaban que eran los mejores amigos de Estados Unidos. Los venezolanos competíamos contra los canadienses para ver quiénes éramos los más rastreros y activistas de la americanidad y la supremacía estadounidense. Hemos visto como los Estados Unidos, a través de aranceles a Canadá, y a través de sanciones a Venezuela nos enemista.
¿Será un asunto pendiente de Venezuela restaurar sus relaciones con Canadá de modo inmediato? Sufrimos similares atropellos jurídicos por parte de los Estados Unidos. Nuestras poblaciones están dolidas por haber sido mutuamente maltratadas. Además Canadá es un país que ha recibido a muchos emigrantes de Guyana. También forma parte de la mancomunidad británica de naciones. Venezuela dispone de fronteras con muchos países insulares de la mancomunidad británica de naciones. Tenemos una frontera marítima con el mismo Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte a través de su isla de Montserrat. Tenemos frontera terrestre con la República Cooperativa de Guyana. Tenemos que aprovechar que el primer ministro Starmer se está quedando aislado, en sus intenciones de proseguir una guerra con Rusia, en la cual supuestamente tenía una relación especial con los Estados Unidos. Ahora Estados Unidos está congraciando con Rusia, la cual únicamente sería enemiga del Reino Unido.
Esta nueva situación geopolítica que se está armando, debe ser integramente aprovechada por Venezuela: para defender nuestros intereses. Con respecto al tema del Esequibo, sabemos que nuestra máxima pretensión es recuperar todo el territorio ubicado al oeste del río Esequibo, mientras que la frontera actual reconocida internacionalmente es la del laudo arbitral de París de 1899, que resulta írrito según la perspectiva venezolana. Estamos viendo como la guerra de Rusia y Ucrania nos enseña que las fronteras pueden ser cambiadas a discreción: ya sea por la vía militar o por la vía de la negociación. Sería preferible que Venezuela y Guyana establezcamos una negociación, para no tener que incurrir en una guerra: como la que actualmente siguen librando Ucrania y Rusia. Se preparan para inmiscuirse en Yemen, Israel e Irán.
Para recuperar nuestra libertad y democracia, los venezolanos necesitamos asumir que la ruta de la máxima presión, que nos ejercía Estados Unidos, es contraproducente porque atenta contra la dignidad y derechos humanos de nuestros conciudadanos: que son deportados salvajemente a las cárceles para terroristas de El Salvador. De modo que la ruta de la máxima presión queda descartada. Venezuela cuenta con los mayores pozos petroleros del planeta ,que pudiesen ser explotados bajo nuestra soberanía, nuestro liderazgo y nuestro conocimiento técnico. Los años de la PDVSA exitosa no se han borrado de nuestra memoria. Los venezolanos somos buenos comerciantes para vender petróleo en todo el mundo. Prueba de ello es que hemos logrado vender nuestro producto, a lo largo y ancho del mundo, inclusive bajo régimen de sanciones. Tenemos alianzas con Irán y Rusia que saben comerciar petróleo. haya o no haya sanciones. Además está nuestro socio de la OPEP+ Arabia Saudita, cada vez un actor más importante en las relaciones internacionales, pues es el reino que proporciona la base para los acuerdos presenciales entre los Estados Unidos y la Federación Rusa.
Venezuela debe seguir jugando su carta petrolera al máximo. Aún existen posibilidades que logremos acuerdos petroleros con Estados Unidos, a través de las corrientes económicas favorables a Richard Grennell, y al ala de libre comercio del partido republicano que confronta a los neoconservadores de Marco Rubio. Los neoconservadores están haciendo el ridículo, son quienes prácticamente echaron a perder el acuerdo de paz. Nótese que Marco Rubio, en el fondo, no pareciera querer la paz. Intentó efectuar un acuerdo de paz militarizando a Ucrania, cuando sabemos perfectamente que Rusia exige que para el cese al fuego: no puede seguir habiendo rearmamiento en Ucrania.
Macron de Francia y Starmer del Reino Unido intentarán, en conjunto con Marco Rubio, revitalizar esos pedidos armamentistas y guerreristas contra los enemigos percibidos, incluyendo sanciones. Donald Trump desea efectuar negocios. Y si Donald Trump desea efectuar negocios con Rusia y con Irán, por consiguiente también desea efectuar negocios con Venezuela. Ello quedó demostrado, ya que durante más de un mes se mantuvo la licencia de Chevron y la misma fue revocada bajo la presión de las amistades neoconservadoras del sur de la Florida: que son los congresistas María Elvira Salazar, Carlos Giménez y Mario Díaz Balart, amigos de Marco Rubio.
Venezuela debe emprender una política de injerencia extranjera, ya que en esos sí nos diferenciamos de los chinos. Nos encanta inmiscuirnos en la geopolítica internacional. Nos aseguraremos que sea el partido demócrata el que logre posicionar la mayoría de diputados, en el Congreso de los Estados Unidos en las elecciones previstas para noviembre del año 2026. Así Donald Trump no pueda tener mayoría parlamentaria ni en la Cámara de Representantes ni en el Senado de los Estados Unidos. Donald Trump tendrá que enfrentar una oposición que le permita moderar algo sus políticas, tal como está haciendo ahora con Rusia bajo el liderazgo de Vladimir Putin. Vladimir Putin una vez más ha demostrado ser un experto maestro de ajedrez. Su cancillería redacta unos documentos magníficos, con mayores precisiones y detalles que los documentos hechos a la carrera por el Departamento de Estado, y por la Casa Blanca.
Estamos dándonos cuenta que Estados Unidos lo que desea es salir del paso del problema de Ucrania, para comenzar guerras contra Yemen, contra Irán y contra Venezuela. Ello indicaría al resto de la comunidad internacional, que Donald Trump mintió cuando dijo que quería un mundo de paz. Afortunadamente, Venezuela se podrá apoyar en países como Colombia, México y Brasil que próximamente conformarán el BRICS, Uruguay y nuestros socios tradicionales en África, Asia y Europa oriental. Venezuela progresivamente se aleja del aislamiento que nos impuso la política de máxima presión. Los venezolanos debemos ahora concentrarnos en quitarnos la venda, que nos enseñaba que los Estados Unidos eran nuestros amigos, cuando únicamente nos utilizan para tapar sus fracasos en el resto de la geopolítica internacional.
El enfoque neoconservador de Marco Rubio ha sido tan catastrófico en las relaciones internacionales, y tan errático que ahora está intentando utilizar a Venezuela como una tabla de salvación. Espera que los acólitos del neoconservadurismo venezolano, a quienes no les importa la suerte de nuestros expatriados que son deportados a El Salvador, aplaudan como focas. Todas las vicisitudes a las que nos somete el régimen de Donald Trump, con su eliminación de visados, dan absoluta vergüenza. Existe una enorme unidad nacional en venezolanos del chavismo, venezolanos de la oposición y venezolanos de la diáspora: en que nuestro gentilicio debe ser bien tratados. Es escaso el porcentaje de quienes justifican maltratos a capa y espada. Los horrores que nos está sometiendo la Secretaría de Estado de Marco Rubio no serán tolerados.
Luego de estos chillidos intrascendentes, es probable que Richard Grennell reaparezca, ya que él también tiene ambiciones políticas, ya que la Secretaría de Estado realmente le correspondía a Richard Grennel. No entendemos cómo Marcos Rubio logró colarse allí, aunque existe una teoría. Resulta ser que Richard Grenell es homosexual, y seguramente los secretarios de Estado deben asistir con esposa, hijos, familias tradicionales, y ese tipo de obsolencias ante países árabes o conservadores. Quizás es por ese motivo por el cual Richard Grenell no logró ser el secretario de Estado. Pero si Marco Rubio sigue perturbando las relaciones que deben existir de cordialidad en las Américas, el lobby que seguiremos haciendo para que Marco Rubio sea removido de la Secretaría de Estado será tal: que eventualmente Donald Trump tendrá que colocar en ese cargo a su legítimo designado, que siempre fue Richard Grennel, tal como se lo solicitó el electorado americano en la red Truth Social, cuando se estaban dirimiendo las candidaturas a los diversos cargos.
Esta situación entre Marco Rubio y Richard Grenell nos recuerda a cuando Hugo Chávez estaba vivo. Impuso a un gobernador para el estado Carabobo, que no resultó para nada y la gente quería a Lacava. Lacava no fue favorecido, y hubo que esperar hasta los tiempos de Nicolás Maduro: cuando Lacava finalmente logró posicionarse como gobernador del estado Carabobo. De modo que quizás habrá que esperar que a Richard Grenell le llegue su momento a futuro. Lo que sí sabemos es que Marco Rubio siempre ha sido un neoconservador. Por ello ha tenido tanto apoyo tanto de los demócratas como los republicanos, pues representa al pantano de la vieja política, de la cual todos los estadounidenses desean salir. Los estadounidenses desean paz, no desean que los Estados Unidos estén fomentando guerras en todas partes.
Estamos viendo como Marco Rubio ha intentado sabotear el proceso de paz continuamente en Ucrania, el cual ha sido salvado gracias a la sumisión de Donald Trump a Vladimir Putin. En estos momentos vendría siendo el mejor aliado para Venezuela el presidente Vladimir Putin: porque Donald Trump obviamente nos trata como enemigos, mientras que Rusia inclusive nos ofrece ese armamento el cual necesitaremos para la recuperación de Guyana. También es necesario ver por qué los militares de Venezuela, de algún modo han avalado la permanencia de la usurpación. En el caso de una intervención armada para la recuperación del Esequibo, no sabemos cómo se comportaría Edmundo González Urrutia, mientras que con la usurpación hay más garantía que sí se podrá recuperar ese territorio. Pero la usurpación perdió las elecciones, y es nuestro deber seguir esperando que Edmundo González Urrutia asuma el cargo para el cual fue electo.
No es suficiente contar votos y presentar actas a la comunidad internacional, si no se efectúan diálogos políticos que permitan que las fuerzas armadas logren subordinarse a un comandante en jefe civil, diferente al que le sugieren sus cadenas de mando inmediatas. Este error deberá ser subsanado por futuras candidaturas presidenciales, que presente la Mesa de la Unidad Democrática. mientras vamos solucionando las demás condiciones de conteo de votos. Este momento no es favorable para participar en comicios, ya que el Consejo Nacional Electoral es incapaz de presentar la página web con los resultados desglosados: mesa por mesa, que indicarían el vencedor o vencedora de cada uno de los cargos de elección popular, que sean sometidos a la consideración del electorado.
No es momento de apatías, sino momento de abstención enfocada en resolver asuntos de condiciones electorales. Resolvamos asuntos de diálogos políticos que nos permitan una distensión en nuestras relaciones con el régimen. Venezuela no puede seguir siendo una extensión de la comunidad internacional, donde las posturas son cada vez más divergentes, y todos nos apuntamos armados contra los demás. Fomentamos guerras civiles y guerras internacionales entre todos los países y todas las facciones. A cada momento es más frecuente hablar de confrontaciones nucleares. Debemos cesar esa locura, y más bien agradecer que Venezuela por los momentos disfruta de una relativa paz, en esta confrontativa comunidad internacional, cuyos máximos representantes de la política, por meras aspiraciones económicas, están amenazando a llevar al exterminio: mediante la guerra atómica.
