Henrique Capriles retoma liderazgo opositor
Henrique Capriles asume el liderazgo de la Mesa de la Unidad Democrática, tras conocerse la lista de postulaciones a diputados, que incluye a variados dirigentes opositores de vieja data, procedentes de las diversas corrientes políticas que hacen vida en dicha Mesa de la Unidad Democrática. Es intrascendente que el Movimiento Primero Justicia haya decidido expulsar a Henrique Capriles, Tomás Guanipa, Pablo Pérez y demás candidatos por la Mesa de la Unidad Democrática, ya que las siglas partidistas nunca fueron importantes. Siempre lo que nos ha mantenido unidos ha sido la manito, comúnmente denominada Unidad. Ni siquiera importa que esa tarjeta ya no exista. En los actuales momentos, las tarjetas de Un Nuevo Tiempo y Movimiento por Venezuela están disponibles para la lista unitaria de candidaturas, que aspirarán a la Asamblea Nacional: en un intento por repetir la hazaña del año 2015, en donde logramos obtener la mayoría de la Asamblea Nacional.
En esta oportunidad, cuando la oposición es aún más numerosa que lo que fue durante el año 2015, no debería ser difícil repetir la hazaña de ganar la Asamblea Nacional. Podemos estar alineados. Aún existen quienes se encuentran pegados en el final, del ya concluido ciclo electoral en el cual fue electo presidente de la República Edmundo González Urrutia. Él decidió no juramentarse en enero, como era su obligación. Es necesario que esa gente pase la página y se sume a las nuevas campañas electorales.
Pasar la página ha resultado ser un concepto controversial, en las políticas opositoras venezolanas recientes. Aún cuando ciertamente Edmundo González Urrutia ha ganado las elecciones presidenciales del pasado 28. de julio de 2024, no fue posible la cobranza de su triunfo. La comunidad internacional fue informada el pasado 10 de enero de 2025, que quien resultó electo en las urnas electorales decidió no juramentarse en embajada venezolana en el exterior, tal cómo era su derecho. De una manera irresponsable se había comunicado a la ciudadanía venezolana que Edmundo González Urrutia sería juramentado en territorio nacional, lo cual era innecesario.
Hubiese sido suficiente que Edmundo González Urrutia se juramentara en la embajada venezolana de Washington, Buenos Aires o cualquier otro país que ya lo hubiese reconocido como presidente electo. La inacción de Edmundo González Urrutia en cobrar su triunfo dio pie, para que la usurpación encarnizada por Nicolás Maduro sí se presentara puntualmente a juramentación, según reza el artículo 231 de la Constitución Nacional. Apesar de no haber ganado las elecciones, Nicolás Maduro cómodamente pudo legitimarse, lavarse la cara y continuar tan campante como si nada hubiese ocurrido.
Estos errores políticos no deberían ser repetidos. Mucho menos se puede presionar a la ciudadanía venezolana, que pase largos años de vida postergando el final de un ciclo que ya concluyó. Se luchó hasta el final. Llegó el final y no ocurrió nada. Por consiguiente ha caducado el ciclo electoral anterior, el fenecido ciclo de Edmundo González Urrutia. El liderazgo opositor regresa a la conocida figura de Henrique Capriles Radonski, quien ofrece unificar a la oposición venezolana encarnada en la Mesa de la Unidad Democrática, con una lista de candidatos: a diputados, gobernadores, alcaldes y concejales. Darán la pelea para recuperar espacios.
Es de todos conocido que esta tesis de recuperar espacios no es del agrado de diversas corrientes antagónicas, que también hacen vida en la oposición venezolana. Sin embargo, ha llegado nuevamente el turno de ofrecer una oportunidad a quienes ofrecen recuperar espacios. Las ideas absolutas e irrealizables de sentar a Edmundo González Urrutia, en la silla presidencial hoy resultan imposibles. Cabe esperar una campaña electoral atípica: en la cual el abstencionismo inicia como plato dominante, dada la reciente ideologización propuesta por el comando de campaña de Edmundo González Urrutia. Poco a poco espacios serán cedidos, a favor de diversas corrientes políticas que hacen vida en la Mesa de la Unidad Democrática, donde una serie de dirigentes intentarán frenar las pretensiones del régimen de Nicolás Maduro: de instaurar un estado comunal.
Anunciados cambios a la Constitución merecen ser objetados, modificados, anulados, transformados o tomados en cuenta: con la debida seriedad de una organización con fines políticos, que trascienda la mera queja ante la comunidad internacional. Es necesario también recordar que la comunidad internacional ha sido modificada. La presidencia de Donald Trump en los Estados Unidos ha efectuado una serie de cambios en el mundo, donde en general los países se unifican en contra de las pretensiones hegemónicas de los Estados Unidos: de imponer términos comerciales y políticos únicamente favorables para ese país, y desfavorables para el resto del mundo.
La dictadura de Nicolás Maduro, lamentablemente, está siendo beneficiada por los errores de la administración de Donald Trump, ya que por un mero instinto de supervivencia planetaria, todos debemos estar unidos ante los desatinos políticos generados por la administración estadounidense en curso. Hemos visto como los cargueros de la Chevron han sido devueltos a Venezuela, para que el petróleo pueda ser vendido a otros destinos de la comunidad internacional, principalmente China, a la cual no le importa pagar aranceles secundarios de 25% al petróleo de Venezuela. De todos modos tienen que pagar 125% de arancel por cualquier producto que decidan los Estados Unidos.
Observamos como Rusia sigue ganando muchísimo terreno en Ucrania. Cada vez se acerca más a las ciudades importantes. Se habla inclusive que Rusia pudiese generar una estocada final en la ciudad de Odessa. El plan de paz de los Estados Unidos exigía a Ucrania ceder todas sus riquezas naturales, a los Estados Unidos para su defensa. Eso no fue aceptado por Ucrania. Nada de lo que está proponiendo Estados Unidos está resultando. La administración de Donald Trump parecía que por arte de magia todo lo iba a resolver, y resultó que por arte de magia todo lo complicó.
Las circunstancias actuales de mediados del año 2025, son muy diferentes a las circunstancias ocurridas a finales del año 2023, cuando ocurrieron las famosas primarias de la Mesa de la Unidad Democrática. Ha pasado el tiempo y hay que pasar la página. No hemos tenido suficiente tiempo para analizar cómo sería la Venezuela que nos vendría, si le cedemos todos los espacios al régimen. Sin embargo, tenemos siempre el ejemplo de la hermana República de Cuba: que ya va para un siglo de horrendo castrocomunismo. Marco Rubio y María Elvira Salazar siguen abogando por sanciones contra la isla, como si eso fuera a tumbar al régimen de Castro. Obviamente esa metodología de lucha tampoco funcionará en Venezuela, y deberá ser descartada.
Comienza una nueva campaña política y quienes dirigían la oposición en el ciclo recientemente concluido alegarán que seguirán hasta el final, sin haberse dado cuenta que ya el final ocurrió: carente de resultados. Es un sector opositor sumamente chillón en redes sociales. Posiblemente intentarán silenciar cuentas que no sean favorables a su tendencia política. Observábamos como en Argentina hay un canal de influencias, que utilizan la gorra tricolor de Henrique Capriles. Se jactan de haber borrado su nombre, justamente el día cuando Henrique Capriles retoma el liderazgo de la oposición venezolana. Muchas caretas caerán durante los próximos días. Es necesario también recordar que las elecciones regionales y de diputados, que ocurriran dentro de un mes, no eligen cargos para la comunidad internacional. Los sectores abstencionistas ubicados fuera del territorio nacional, que suelen ser muy activos en campañas electorales a favor de la abstención, deberán ser denunciados o ignorados.
Estamos conscientes que una guerra muy sucia está por comenzar, puesto que hay personas que deploran que varias fuerzas democráticas aglutinadas por Henrique Capriles logren acceder nuevamente a la Asamblea Nacional. Les tocará apoyarlas, ya que es necesario efectuar resistencia y efectuar oposición al régimen de facto, en lugar de simplemente andar denunciando que hubo: golpes de estado, violaciones a derechos humanos y demás eufemismos leguleyos que suenan hermosos en la literatura, pero que en la práctica no conllevan a ninguna parte. Venezuela ahora deberá concentrarse en seguir vendiendo su petróleo, y en cómo podremos desde la oposición frenar las pretensiones del régimen para instaurar un estado comunal. Eso no se logrará simplemente repitiendo, como si eso no se supiera ya, que a Edmundo González Urrutia le robaron las elecciones presidenciales y que fue imposible hacer nada por cobrar el triunfo.
Ahora nos toca la cobranza del triunfo de los diputados, alcaldes, concejales, gobernadores y asambleas legislativas que logren ser electos por la oposición venezolana liderada por Henrique Capriles. Será nuestro reto observar cuál metodología de cobranza del triunfo funcionará mejor: si la tecnología anterior utilizada para la cobranza del triunfo de Edmundo González Urrutia que no funcionó, o la nueva tecnología que se utilizará para la cobranza del triunfo de los candidatos de turno. Habrá que apoyarlos para que tomen posesión de sus cargos en la Asamblea Nacional, alcaldías, gobernaciones, concejalías y asambleas legislativas. El tiempo pasa. Los errores se pagan muy caro. Las estrategias en este momento están siendo completamente reestructuradas.