Foco en Groenlandia, Canadá y Canal de Panamá

30.12.2024

El estatuto de transición, en su versión original de enero de 2019, relata con precisión la actual situación e inclusive se refiere a la fatídica fecha que hoy nos ocupa, que sería el 10 de enero, en este caso del 2025. En el caso del estatuto de transición, sería 10 de enero de 2019 como momentos en donde inicia la usurpación. Lamentablemente a finales de 2022 los alacranes lograron convencer a muchos demócratas confundidos, para reformar el estatuto de transición de forma tal que se eliminara referencia a la usurpación. Entonces quedamos en la cómica situación en la cual hubo usurpación en los años 2019, 2020, 2021 y 2022 y mágicamente no hubo usurpación ni en 2023 ni en 2024. Ahora para el 10 de enero de 2025 tocará establecer una tercera reforma al estatuto de transición.

Para ello se han delegado poderes suplementarios por un año más a la Asamblea Nacional del 2015, para que se restablezca el principio del cese de la usurpación, en caso que Nicolás Maduro permanezca más allá del 10 de enero usurpando la presidencia de la República. Una diferencia sustancial de esta oportunidad es que sí disponemos de un presidente electo, Edmundo González Urrutia, lo cual facilitaría la redacción de como sea la versión definitiva o reforma de tercera discusión del estatuto de transición, ya que no existiría conflicto entre poderes ejecutivo y legislativo, sino que ya tenemos un presidente electo el cual puede iniciar inmediatamente un gobierno de transición. Técnicamente seguimos en transición desde el año 2019, porque los artículos acerca del gobierno de transición no fueron derogados.

Tocaría reinstitucionalizar al Tribunal Supremo de Justicia, al Consejo Nacional Electoral, a la Procuraduría General de la República, a la defensoría pública, y a tantos otros organismos. El último apartado de las elecciones libres se mantiene, ya que aún cuando tenemos un presidente electo. Requerimos elecciones libres para concejales, alcaldes, gobernadores y diputados, y en esas elecciones libres deberán participar todas las tarjetas que fueron eliminadas o que no han permitido inscribir. Quizás el tarjetón electoral en esta primera oportunidad esté abultado, ya se idearán mecanismos para que tarjetas similares se acoplen en partidos nuevos, más consolidados y prestos a competir. Es interesante observar como este principio de alianzas y fusiones está permeando incluso el ámbito geopolítico.

Observamos que Donald Trump busca alianzas con Groenlandia, con el canal de Panamá, Canadá así como la destrucción de los carteles de la droga en México y la imposición de aranceles para productos de países que utilicen monedas BRICS. En el caso de Groenlandia ellos sufren un régimen colonial de Europa, ya que siguen siendo Colonia danesa y contravienen la doctrina Monroe que en 1823 declaró que América era para los americanos. Por consiguiente siendo parte del ámbito geográfico de América del Norte, Groenlandia con Canadá serían excelentes candidatos para integrar los estados 51 y 52 de la Unión Americana, dado que en ninguno de dichos territorios se observa mayor resistencia al respecto, salvo como es de esperarse, autoridades intrascendentes que no desean ser desenchufados.

El caso del canal de Panamá es absolutamente preocupante. Dicho canal interoceánico está bajo administración china. Hemos observado como la invasión china, turca, iraní y rusa ha horadado nuestro panamericanismo original, y no hemos sabido establecer relaciones intercontinentales con ellos a través de la fuerza, sino más bien a través de la sumisión. Es indispensable que Panamá resuelva junto con los Estados Unidos sus diferencias acerca de la administración del canal de Panamá, ya que ciertamente Estados Unidos no le devolvieron el canal a Panamá para que ésta se aliara con los chinos. El canal de Panamá es un territorio para todos los americanos, y si no fuese por ese canal Panamá ni siquiera sería un país independiente, sino que tendríamos que restaurarlo a la gran Colombia junto con Venezuela Guyana y Ecuador.

Los carteles de México deben ser absolutamente destruidos de modo metódico, y similar como Israel ha estado destruyendo instalaciones militares del viejo régimen en Siria, lo cual es aplaudido por los sirios de a pie que ven en Israel como un país aliado, amigo y salvador que los insertará rápidamente en la cultura y valores occidentales. México corre el riesgo de ser desincorporado de Occidente si sigue plegado al narcotráfico, el cual en nutridas oportunidades gira instrucciones a la señora Sheinbaum, quien meramente actúa como vocera de la guerrilla y el narcotráfico, tal como ha sido su rol de por vida. Es interesante observar el posicionamiento rancio de la señora Sheinbaum y Gustavo Petro respecto a temas como la toma de poder de la usurpación en Venezuela, y los opacos manejos administrativos y altas tarifas que ocurren en el canal de Panamá. 

Hemos detectado que los actuales gobiernos de México y Colombia buscan irritar a los Estados Unidos para seguir fomentando discordias entre nuestro continente, que debería estar unificado. Otro régimen colonial pendiente que existe en Suramérica es la Guayana francesa, el segundo territorio colonial más extenso después de Groenlandia. Sería interesante que los países guayaneses aledaños, a saber Surinam, Guyana y Venezuela en esta oportunidad seamos aliados y logremos liberar a las tierras de la Guayana francesa del yugo y el oprobio que significa seguir siendo un anacronismo colonial. 

Los venezolanos en esos menesteres somos útiles, y disponemos de experiencia. Recordemos que fue Simón Bolívar quien debió viajar a Perú, ya que los realistas de la aristocracia peruana preferían seguir bajo el yugo español, y tuvo que venir Simón Bolívar desde Venezuela a imponerles a los peruanos la independencia, que en pocas oportunidades nos han agradecido y siguen con resentimiento por ello hasta el día de hoy, lo cual se manifiesta en la xenofobia que nos tienen los peruanos a los venezolanos. Sin embargo Perú es hoy independiente gracias al ímpetu de Los Patriotas venezolanos. Posiblemente sea necesario efectuar una operación similar en la Guayana francesa y el gobierno de Donald Trump se encargará de proporcionar independencia a Groenlandia. 

Quedan apenas dos semanas para el fatídico 10 de enero y son cada vez más las voces que asumen la posibilidad que durante tal fecha tomará posesión de forma usurpadora Nicolás Maduro, aún cuando María Corina Machado nuevamente se ha dirigido a policías y militares a exhortar que efectúen un último paso de venirse hacia la verdad. Es necesario tomar en cuenta que quizás ello no ocurra, dado que ya el llamado ha venido dos veces, y no observamos respuesta por parte del alto mando militar. No sabemos en qué condiciones de ideologización están sus subordinados. Es necesario expulsar a los alacranes de la oposición, tales como Henry Ramos Allup, Manuel Rosales Cartaya y Fernández Mottola, en un momento los necesitábamos para pujar hacia el final, pero se han decantado por la acera opuesta. Será importante seguir identificando quiénes son los traidores, quiénes son los que cambian de bando, y quiénes son los que no se aferran al lado correcto de la historia.

Es necesario endosar a esa gente al oficialismo y dar por concluida su participación en la oposición. Son los mismos que promulgaron la reforma al estatuto de la transición, lo cual nos obliga ahora a la carrera reformar nuevamente el estatuto de transición, para acercarlo lo máximo posible a su lenguaje original, con excepción de la obvia y oportuna particularidad que ahora sí disponemos de presidente electo y no es necesario un presidente interino. El estatuto de la transición debe ser restaurado por la asamblea nacional que aún permanezca dispuesta a sesionar, y dado que Henry Ramos Allup instruye a Acción Democrática que se autoexcluya, y Manuel Rosales instruye a Un Nuevo Tiempo que se auto excluya, y algunos alacranes de Primero Justicia también desean autoexcluirse, la verdadera oposición quedaría así conformada en una mitad de Primero Justicia, Voluntad Popular, la fracción 16 de Julio, Causa R y el enjambre de movimientos fuera de la plataforma unitaria, que cada vez son más determinantes y que están llamados a protagonizar un llenado del vacío de Liderazgo que actualmente padecemos.

Sí sería conveniente que la asamblea nacional del 2015, en su versión 2025, sesione para adecuar nuevamente el estatuto de transición a las necesidades que se requieran definir para el cese de la usurpación. Siempre dijimos desde el 2019 que el gran defecto del estatuto de transición fue que nunca estableció una hoja de ruta para el cese de la usurpación. Estamos en 2024, ya llegando el 2025, y si deseamos enumerar métodos para deshacernos de la usurpación, en esta oportunidad tendríamos intervención quirúrgica, invasión extranjera, o movimientos diplomáticos que de todos modos conllevarán a dichas intervenciones quirúrgicas o invasión multilateral. Cada vez resulta más obvio que la mera injerencia extranjera, así publique numerosos comunicados, es insuficiente. 

Necesitamos mesura puesto que hemos dedicado mucho tiempo en cobijar al traidor, al infiltrado y al enemigo como si fuera parte de nosotros. En la comunidad internacional el infiltrado mayor siempre fue el fiscal de la Corte Penal Internacional Karim Khan a quien no se le puede pedir nada, y en la comunidad nacional es indispensable expulsar de la oposición a Henry Ramos y Manuel Rosales. Damos por concluida su participación en nuestras filas políticas, ya que están abiertamente posicionados con el régimen y solo están buscando preservar la tarjeta de Un Nuevo Tiempo para participar en elecciones regionales, locales, y de diputados con el régimen, sin cumplir los preceptos bien definidos en el estatuto de transición como elecciones libres.

Es probable que reconozcan a Nicolás Maduro como usurpador por tercera vez cuando ni siquiera hemos auditado aún qué fue lo que ocurrió con las elecciones que ganó Henrique Capriles pero se robó Nicolás Maduro. Existió un testimonio presencial de testigos de mesa del Partido Socialista Unido de Venezuela, quizás no eran testigos de mesa sino ciudadanos comunes que tenían acceso a información privilegiada de las bases del régimen: efectuaron todo tipo de trampas, agarraron cuadernos electorales y llenaron con votos oficiales de mentira a quienes se habían abstenido. El voto asistido en muchas oportunidades siempre ha favorecido al régimen. Si existiera un registro anecdótico nacional de todo lo que ocurrió durante las elecciones entre Henrique Capriles y Nicolás Maduro, este procedimiento que efectuamos ahora con las actas se pudo haber hecho también, pues se hubiesen podido enumerar mesas en las cuales la realidad difería a los resultados publicados con el CNE. 

Han transcurrido once años desde entonces, y quizás no sea posible o urgente efectuar eso, pero es un tema pendiente que sería una excelente tesis de grado para futuros jóvenes estudiantes universitarios de la carrera de Historia de Venezuela, sería importante que algún historiador algún día narrara la verdad de lo que ocurrió el 14 de abril de 2013. Es necesario seguir definiendo cómo será el cese de la usurpación, ya que escuchamos mucha incertidumbre por parte de la ciudadanía que no saben si creerle a Eric Prince, a Ivan simonovis o a ninguno. Ya María Corina Machado se ha dirigido a los militares en dos oportunidades. Aún cuando ella pudiese tener una carta bajo la manga pareciera que sus recursos se le agotan. 

Edmundo González Urrutia parece determinado a llegar acompañado de Felipe González y Andrés Pastrana, pero ya sabemos que a las comitivas anteriores gestionadas por Andrés Pastrana, como por ejemplo la diputada española Cayetana no les permitieron ni siquiera abordar sus aviones. Sabemos que la frontera por Colombia está militarizada y los guardacostas también están en alerta. Se habla de un cierre del espacio aéreo y quizás naval de Venezuela para los días previos, a menos que los expresidentes y el presidente electo Edmundo González Urrutia ingresen por la frontera terrestre con Guyana, ésa pudiese ser la sorpresa. Podemos seguir esperando pero se nos están anunciando señales que no llegan.

En caso de no ser juramentado Edmundo González Urrutia en territorio venezolano el próximo 10 de enero, será necesario utilizar a fondo el Plan B de Juan Guaidó, con muchas relaciones internacionales y diplomáticas que requerirán una modificación precisa del estatuto de transición, ya que la segunda discusión no está disponible en acta formal sino apenas como una minuta. Es necesario devolvernos al estatuto de transición de enero de 2019, reformar los artículos que hagan falta, establecer la presencia de Edmundo González Urrutia como presidente electo y definir títulos y artículos especiales completamente dedicados a métodos del cese de la usurpación, ya que ésa fue la falla original del estatuto de transición original. Es necesario reformarlo para que esta vez sí logremos el cese de la usurpación.