El hashtag cese de la usurpación dejó de posicionarse

14.07.2019

El capitalismo es etiquetado de extremista. La intención socialista es neutralizarnos o aislarnos. Nuestra intención es fortalecernos para derrotar a los moderados que buscan matizar liberalismo con socialdemocracia. Nuestros objetivos son incompatibles. Se suele combatir a los extremismos, aunque los ciudadanos elijamos posturas que son etiquetadas de extremistas. Habrá que reconsiderar que la moderación carece de consenso.

Es hora de elevar el discurso a niveles más avanzados que una mera descripción hasta el infinito que el socialismo no sirve. Hemos debatido el tema hasta la sociedad y quienes somos etiquetados como extremistas consideramos que el psuv deberá ser ilegalizado. No toda la oposición es chavismo light. Hay dos oposiciones claramente diferenciadas y preferimos enmarcarnos en la capitalista que adversa y se opone al socialismo. Nuestra urgencia inmediata es oponernos rotundamente al diálogo de Barbados.

Existen espacios moderados que se dedican a imponer el diálogo y expulsan a quienes denominan extremistas. Si los adversarios moderados no dan cancha al extremismo en sus espacios, es cuestionable poner la otra mejilla para permitirles que impongan su moderación en espacios extremistas.

No reincidamos en la socialdemocracia, tipo de socialismo light que degenera en socialismo y en comunismo. El diálogo en curso se restringe a corrientes socialistas varias. El socialismo carece de orden natural. Por eso necesita dogmas. Lo natural es producir. Robarle al que produce para tú comer es algo tan destructivo, que necesitas teóricos expertos en crear matrices de opinión: Si eres productivo, hacen que te sientas culpable. Los marxistas necesitan incordiar a la sociedad constantemente cuando no están en el poder. Una vez el marxismo se instala en el poder, no sólo se acaban las protestas sino que se impiden y atacan. El socialismo o comunismo latino no quiere paz, quiere bochinche. Los socialistas inventan ardides para reinventarse, urge la determinación por erradicar de nuestro pensamiento tan nefasta ideología.

No habrá cese de la usurpación tras haberse agotado todas las cartas. El diálogo no sirvió y ahora veremos la cantidad de excusas que inventarán para hacernos olvidar que alguna vez se promovió el hashtag cese de la usurpación. A pesar de las mofas contra guerreros del teclado, basamos estrategias y comunicaciones a través de redes sociales. Hay que bajar la arrogancia de quienes exigen que seamos aislados. El mesianismo y el comunismo se parecen. A la ciudadanía la engatusan para autoengañarse con esperanza.

Diálogo permanente es censura permanente impuesta por la injerencia extranjera de Noruega. El mero secreto en una era donde la ciudadanía exige información inmediata desacredita a toda la dirigencia. Aprovechemos su silencio para olvidarnos de su existencia. Stalin González, Gerardo Blyde y Vicente Díaz apenas son voceros de una mafia de encuestadores y opinadores a quienes urge mantener intactos sus espacios de difusión de propaganda. Desacreditar sus actividades implica esforzarnos por dejar de reconocerlos. Ignorarlos implica abrirnos paso a nuestras genuinas alternativas que recién conformamos. A medida que nuestra fuerza se independice de la acostumbrada reactividad por oponernos a su actual supremacía, serán ellos quienes nos facilitarán propaganda a nosotros.

La esperanza, fe y positivismo idóneos son los que podemos crear por nosotros mismos, no los que nos obligan a fingir. Un objetivo de la abstención es forzar a los políticos que comprendan que esto no se solucionará por su mera convocatoria a elecciones trucadas, cada vez que les dé la gana. La mercadotecnia de las campañas electorales cumple propósito de mentirnos. Sus promotores se lavarán las manos cuando obviamente sus pésimas estrategias fallen.

Estamos a merced de corruptos y mafiosos, quienes negocian el futuro de Venezuela a través de intereses de bonos, y se reparten cargos en empresas internacionales del estado venezolano. No estamos enojados con la vida. Estamos enojados con el chavismo y con la oposición, quienes nos impusieron políticas y economías deficientes durante largas décadas. Nuestras experiencias de vida serán mejoradas en cuanto ejecutemos un método eficaz para eyectar a corruptos, populistas e incompetentes fuera del liderazgo.

Elliott Abrams apuesta por opacidad en la comunidad internacional, mientras los venezolanos exigimos ser informados de mecanismos a través de los cuales somos manejados como títeres de una mafia. Da la impresión que la injerencia extranjera también deberá ser descartada de la mesa.

Rubén Rivero Capriles

Caracas, Venezuela

Fotografía Mónica Valbuena @soymonikbea , 40 Grados Bajo el Sol

Santa Lucía, Maracaibo (archivos 2004)