Coalición alemana confronta planes incompatibles
Merz está encaminado a ser peor que Sholz. En sus primeras entrevistas se muestra sumamente intolerante ante los demás partidos. Su estrategia es que a pesar de no tener ningún tipo de liderazgo personal, ni ideas propias ya que todo lo copia de la AfD, él pretende que su programa sea obedecido por los verdes y el SPD, quienes a juro tendrían que ser sus aliados si desea obtener una mayoría en el Bundestag. La estrategia de Merz es incrementar el cordón sanitario, para desconocer por completo el 20,8% de votación que obtuvo el AfD, que es la segunda fuerza política. Desea imponer a los verdes y al SPD un programa de gobierno claramente ajeno a los principios de izquierda, por los cuales se rigen dichos partidos, los cuales a cuyos militantes incluso se ha insultado. Scholz ha dejado muy en claro que no será él quien lidere las negociaciones con la CSU CDU, y por su parte los verdes no están dispuestos a renunciar a sus preceptos medioambientales, absolutamente contrarios a la reindustrialización necesaria para Alemania.
Merz está confiando en que la FDP o la BSW entren al bundestag, lo cual ya es imposible ya que ninguna de ellas superó el 5%. No podrá hacer alianza con ninguna de esas dos, y quizás tendría que considerar una alianza con la izquierda en lugar de los verdes. Por izquierda entendemos al chavismo alemán: una cohabitación que posicione los términos del imperialismo. Sin embargo es posible que una de esas dos coaliciones, ya sea el CSU junto a SPD y uno de los verdes o la izquierda Die Linke, podrían ser posible si se olvidan por completo del tema interno de Alemania. Merz cede en la responsabilidad financiera a la cual él se dedicó cuando era empresario, y se dedica a subir el techo de deuda para crear muchísimo dinero inorgánico, que será pagado por las próximas generaciones que son las que votarán por el AfD tratando de evitar tener que pagar las deudas que incurran estos vetustos politiqueros, bananeros y tercermundistas, que parecieran más interesados en ingresar al tercer mundo que regresar al primer mundo del cual salieron hace tiempo.
No se han dado cuenta aún estos partidos tradicionales empeorarán la situación actual de la cancillería saliente de Scholz. Exacerbarán los problemas sin la ventaja que Scholz al menos luce más comedido, y más amable que Merz quien es el típico alemán caricaturesco, malhumorado a quien nadie soporta, y que pretende imponerse ante todo. Scholz es muchísimo más amable y guarda mejor las formas diplomáticas, junto con los demás liderazgos que quedaron representados en el Bundestag. Llama la atención que el líder verde ya reconoce el fin del cerco sanitario en contra del AfD y felicita la normalización de ese partido, dando a entender que ese partido verde está en el negocio de hacer coalición con quien sea, ya sea con la CSU CDU o con la AfD en algún posible gobierno futuro de Alice Weidel. Ya le está guiñando los ojos, a pesar que ella insiste que las restricciones ambientales, perjudiciales para la economía y tan promovidas por los verdes, son incompatibles con la disciplina fiscal que ella busca.
Lo más probable es que Merz logre romper la disciplina fiscal, y prometa una eliminación al techo de la deuda, tal como ha hecho el departamento del tesoro en los Estados Unidos durante muchísimos años. Alemania emprenderá la bananización formal, creando muchísima deuda para financiar la guerra de Ucrania, a la cual todos ellos con excepción de AfD están de acuerdo. La propuesta de la nueva cancillería alemana de Merz es redoblar la guerra de Ucrania, dedicarle más recursos, generar consensos con los demás países de Europa que es necesario ir en contra de Estados Unidos, e ir en contra de Rusia, y utilizar a Ucrania como campo de batalla para ellos lograr cierto acuerdo. Posicionarán una guerra que les permita no tener que ocuparse nunca de solucionar Alemania.
Alice Weidel del AfD ha dicho muy claramente que la solución ya está siendo diseñada entre Putin y Donald Trump: que el mundo ya no considera a Alemania importante, que el mundo no considera a Europa importante, y que su relación económica tanto con China como con los Estados Unidos deberían ser las prioridades de Alemania, en lugar de la Guerra de Ucrania. Pero los demás partidos continuarán la guerra en Ucrania, o mejor dicho intentan continuar la guerra en Ucrania, ya que es lo único que garantizaría a una nueva cancillería de Mers mantener como aliados a los verdes, al SPD y a la misma izquierda. Aún no tenemos claro si la alianza será con la izquierda o con los verdes. Continuar´ía la guerra en Ucrania. Así predice el entrevistador del programa especial de la televisora pública de Berlín, que juntó a los líderes de todos los partidos que postularon candidaturas para el Bundestag. Existe la posibilidad que Trump y Putin se reúnan y se dividan a Ucrania, sin consultarle a Europa, y mucho menos a Ucrania. Merz contestó que eso sería trágico, que eso no puede ser, y en ese particular habría una continuidad de la política actual de Scholz, quien se la pasa hablando por teléfono con Macron, inclusive hasta cuando ´éste está de viaje hacia Washington para fastidiar a Donald Trump con el tema.
Todos sabemos que Trump y Putin se repartirán a Ucrania, su negocio de tierras raras, y su negocio de lugar de tránsito para tuberías de petróleo y gas ruso hacia Europa. Con esta composición de un nuevo Bundestag más delusional que nunca, es probable que Rusia y Estados Unidos logren su objetivo de dividir a Ucrania como mejor les parezca. Alemania no puede hacer nada del mismo modo como Francia no está pudiendo hacer nada tampoco. Suponemos que Macron tendrá que aceptar los términos de Donald Trump, del mismo modo como Zelensky también estaría por aceptar en cualquier momento los términos de Donald Trump.
Del mismo modo la oposición venezolana está destinada a aceptar los dictámenes de Donald Trump, recién anunciados por Grenell, en el sentido que no habrá cambio de régimen en Venezuela, y que aún conociendo las maldades de Nicolás Maduro la prioridad de Estados Unidos no es sacar a Nicolás Maduro del poder, por simple lloriqueo venezolano. Cada vez es más preocupante como los venezolanos estamos resultando una carga en los demás países. Un conocido humorista venezolano ha acudido a la quinta Vergara de la Viña del Mar en Chile a contar chistes malos, y toda la xenofobia acumulada de los chilenos ha sido desplegada en contra de nuestro gentilicio, a quienes nos han recordado: que somos deportados de los Estados Unidos como Trenes de Aragua, que somos insoportables, que somos ruidosos, y sería necesario que revisemos nuestras deficiencias culturales. Quizás para ello está ayudando este énfasis en cómo se desenvuelven las conversaciones en Alemania. Son culturas muy diferentes y aún cuando Alemania está en decadencia, y está intentando imitar nuestros pleitos y divisiones, todavía manejan sus discursos de un modo estructurado: con cierta tolerancia, con la notable excepción del aspirante a canciller Merz quien se comporta como el más autoritario de los líderes de partidos que fueron electos para Bundestag.
Se deteriora la política venezolana, que se ha quedado sin apoyo de Estados Unidos para sacar a Nicolás Maduro. También se deteriora la política alemana: pues tampoco reciben apoyo de los Estados Unidos para la continuidad de la guerra en Ucrania, que es absolutamente necesaria para mantener las coaliciones semáforos que distinguen los lamentables gobiernos en los cuales ha decaído Alemania, y que se profundizarán durante los próximos años o meses. Merz predice que en apenas 8 semanas se conformará un nuevo gobierno en Alemania. Asumimos que para él lograr ese gobierno de coalición entre posturas irreconciliables, ofrecerá a los partidos que establezcan Alianza con el CSU CDU un aumento del techo de la deuda, para que todos puedan robar juntos con la emisión de dinero inorgánico: exactamente del mismo modo cómo pueden aprender observando cualquier otro país del mundo donde existe corrupción.
Es realmente lamentable para el mundo ver a una Alemania que está copiando nuestros defectos, en lugar de que en los demás países estemos imitando las virtudes que todavía quedan en Alemania. Eso también lo decíamos de Estados Unidos hace poco: que estaban importando la criminalidad de Venezuela, en lugar de exportar seguridad al mundo. Esperemos que durante los próximos meses la gobernabilidad de Alemania se vuelva imposible, ya que están esperando concesiones de Donald Trump, que no recibirán. Quizás logren un consenso de enviar muchas tropas a Ucrania, en un intento por desestabilizar las conversaciones a las cuales llegan Trump y Putin. También ha sido notoria la ratificación de Zelensky como presidente de Ucrania, cuando ya todos sabemos: que es ilegítimo, que ha expirado su término, y que por lo tanto debe proponerse un alto al fuego que permita nuevas elecciones en Ucrania.
Esperamos que la oposición de la AfD en la nueva cancillería pueda ser muy contundente, así sea a nivel mediático. Ya sabemos que el resto de las fuerzas políticas se unirán en bloque, para proseguir la guerra en Ucrania, ya que no tienen nada que ofrecer a Alemania. Lo que más llama la atención de esta elección alemana, en donde hubo un desgaste interno gigantesco y más división que nunca, para terminar en una exacerbación del mal gobierno actual, es que los liderazgos nacionales están absolutamente obsoletos. Esperan supuestos poco probables de ser cumplidos, como la negación que en efecto China, Estados Unidos y Rusia tienen el poder político y militar para repartirse el planeta como les parezca. La arrogancia de países europeos, que insisten en políticas obsoletas, ralentiza el proceso de depuración mundial, en el cual las nuevas ideas pujan y van creciendo lentamente, pero sin aún lograr desplazar a la vieja guardia.
Será necesario esperar este periodo presidencial de Donald Trump, como una transición en la cual se promoverá el marco jurídico internacional: a través de las legislaciones de Estados Unidos, a medida que se vayan desmantelando las Naciones Unidas, que ya no serán financiadas por Estados Unidos y por consiguiente irán a la quiebra como todo lo demás. A partir del 2028 con una presunta presidencia de J. D. Vance en Estados Unidos, y con una presunta cancillería de Alice Weidel en Alemania, quien posiblemente ya para esa fecha haya llegado al poder, el mundo libre podrá tener dos opciones geopolíticas lo suficientemente fuertes para hacer frente a Vladimir Putin y a Xi Jin Ping, quienes a su vez proporcionan todos los mecanismos de defensa a Nicolás Maduro para que, como cualquier dictador vitalicio cubano, aún se mantenga en el poder. Lamentablemente para este planeta, en Venezuela tenemos la mala suerte que el problema de sacar a Nicolás Maduro de la presidencia siempre resulta siendo lo más difícil. Éste es un planeta cuyos demás problemas parecen más complicados, y siempre terminan más fáciles y rápidos que resolver, que nuestra tragedia de declive comunista venezolano que ya va para 26 años.