Argentina retira apoyo a Cuba en ONU

01.11.2024

El secretario de Relaciones Internacionales de Italia se ha reunido con el presidente electo de Venezuela, Edmundo González Urrutia, ofreciéndole apoyo y garantías para su feliz regreso a Venezuela, y la aspiración es que se le deje asumir su cargo. Es oportuno recordar que Italia es posiblemente financista del proyecto de fuerza ya Casi Venezuela, el cual parece en pausa debido a preparativos secretos que avanzan mientras concluye la campaña electoral en los Estados Unidos. El otro país que pudo haber ayudado a ya Casi Venezuela es la República Argentina, que ayer nos demostró fehacientemente estar a favor de la libertad. La excanciller Diana Mondino ha cometido el error de votar a favor de Cuba en una resolución de las Naciones Unidas, que calca la infame y conocida cartilla del régimen cubano, que es leída a todos los regímenes y gobiernos del mundo, los cuales aplauden mecánicamente: las violaciones de derechos humanos, la falta de democracia y el empobrecimiento de la población. Es una excusa anacrónica de antiimperialismo americano. Las cancillerías de todos los países están infestadas de personal adoctrinado con el marxismo y han tolerado durante décadas el oprobio del régimen cubano a su pueblo, y por extensión contra los satélites Venezuela, Nicaragua, Bolivia y próximamente Honduras y Colombia.

La comunidad internacional se jacta de emitir indignados comunicados, alusivos a la violación de derechos humanos, y al robo de las elecciones en Venezuela, y nunca extirpan el mal de raíz que es la absoluta ausencia de elecciones en Cuba, su absoluta falta de libertad económica, su continua violación de derechos humanos por más de medio siglo, y la instauración de un imperialismo parasitario desde la Habana al resto de América. Mientras la comunidad internacional no tome la decisión política de repudiar contundentemente al régimen de Cuba, como un actor indeseable de la comidad internacional, es poco lo que podremos esperar para Venezuela en apoyo internacional. Así como Venezuela y Nicaragua fueron rechazados a los BRICS, la dictadura cubana sí logró entrar. La dictadura de Díaz Canel ha salido airosa de señalamientos que se efectúan a viva voz en contra de los regímenes satélites. Existe un miedo internacional en oponerse a la dictadura cubana, la cual pareciera dominar el lenguaje diplomático de todo el planeta año tras año, con la infame resolución que siempre es aprobada por unanimidad. Únicamente Israel, Estados Unidos y ahora Argentina se oponen a que el régimen cubano dictamine la cháchara antiimperialista de extrema izquierda, que neutraliza cualquier esfuerzo de la comunidad internacional por promover la democracia y el progreso económico del planeta.

Los derechos humanos en el mundo cada vez son más violados de manera impune por titanes ideológicos como Cuba, y potencias que se aprovechan de esa hegemonía comunicacional a favor de las dictaduras como China, Irán y Rusia. Esperamos que en los próximos años los países del Mundo instruyan a sus cancillerías a negarse a apoyar las resoluciones propuestas por Cuba, o al menos se abstengan año tras año. Los países del planeta obedecen la cartilla cubana y avalan las pretensiones de Cuba de victimizarse, impidiendo así a la ciudadanía cubana que logre un cese de la usurpación, un gobierno de transición y unas elecciones libres que ellos también necesitan. La independencia debe ser para todos: Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Cuba, Honduras y Colombia. Todos necesitamos zafarnos del Castro comunismo financiado por el narcotráfico. Nuestras sociedades son inundadas de drogas para que la población se distraiga, se enferme y no ocupe su tiempo de vida en analizar estas importantes cuestiones, cuyo entendimiento masivo coadyuvaría a estrategias para liberación de los regímenes malvados que nos azotan impunemente.

Agradecemos al canciller de Colombia, quien finalmente ha tomado el paso de pronunciar taxativamente que el régimen de Nicolás Maduro no será reconocido a partir del 10 de enero, sumándose así al resto del continente. El expresidente colombiano Andrés Pastrana también contribuye con nuestra lucha, al proponer que se aplique la carta democrática Interamericana contra el régimen de Venezuela. La Organización de Estados Americanos aún tiene mucho que hacer, pues es el organismo que pudiese también aplicar el TIAR o Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca. Las Naciones Unidas tendrían el desafío de debatir la aplicación del R2P, Responsibility to Protect, de países valientes para liberar a América de los regímenes hambreadores de Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Colombia. Entrarían allí debates contradictorios acerca del apoyo anual a la cartilla antiimperialista cubana, contra las documentadas violaciones a los derechos humanos en las cuales incurre esa potencia imperialista ideológica, subyugado las voluntades de las poblaciones de los países dominados.

El imperialismo cubano ha confrontado al imperialismo americano durante muchas décadas y en el plano de las ideas pareciera que gana la dictadura cubana. A nivel de las Naciones Unidas es incomprensible que los diplomáticos tan estudiados de todo el planeta, a estas alturas de la vida inmersos en guerras entre dictadura y democracia, ideológicamente se decantan por la dictadura. Necesitamos fomentar condiciones para que en el año 2025, cuando Cuba vuelva a presentar su cartilla infame, haya más países que voten a favor de la Libertad para Cuba y por extensión para Venezuela, Nicaragua y Bolivia. Podemos permitir que durante el resto de nuestras vidas sigamos hablando de este tema hasta morir, y negarles a las nuevas generaciones este desastre. La Organización de las Naciones Unidas fue creada en 1945 para aprobar la evolución positiva de la humanidad. Con esta resolución a favor de la dictadura de Cuba aprobada ayer, con la notable excepción de Javier Milei y los gobiernos de Estados Unidos e Israel, se ha demostrado que los burócratas diplomáticos en todo el planeta se benefician socialmente con el apoyo a los peores violadores de derechos humanos, que dominan la agenda. Ciertamente el régimen cubano es hábil con palabras y estrategias, pero también debe ser derrocado. La comunidad internacional tiene mucho más por hacer.