Albert Ramdin asume Secretaría General OEA
El nuevo secretario general de la OEA Albert Ramdin promete un significativo cambio en las relaciones de ese organismo, tanto con Venezuela como con Nicaragua y Cuba, cuyas vicisitudes desea profundizar de un modo consensuado con todos los actores de la comunidad internacional. Habrá una ruptura con respecto a la actual gestión de Luis Almagro, en el sentido que ya no habrá opiniones personales predeterminadas, que contaminen desde la secretaría general al resto de la organización. Un diálogo constructivo será necesario: entre las personas del régimen de Venezuela, y las personas de la oposición de Venezuela, para poder tener idea clara de qué exactamente ocurre aquí.
El primer punto a abordar será la situación legal de Venezuela en la Organización de Estados Americanos: ya que el régimen insiste que Venezuela no forma parte del organismo, mientras que la oposición alega que sí formamos parte del organismo. No existe consenso al respecto. Las Américas están divididas en ese particular, con una mitad de países apoyando la postura del régimen y otra mitad de países apoyando la postura de la oposición. En algunos casos, a medida que ocurren elecciones en diversos países de las Américas, cambia la opinión de cada país respecto a Venezuela. La tabulación de votaciones favorables o desfavorables hacia la membresía de Venezuela crece o decrece.
El nuevo secretario general desea una opinión legal experta que provenga de fuentes contradictorias, para poder idear una solución consensuada en si seguir debatiendo acerca de Venezuela en la OEA, o tomar la determinación de cesar las conversaciones acerca de Venezuela, como ya cesarán las de Nicaragua ya que Nicaragua explícitamente ha dejado de ser un miembro de la OEA. nadie ha reclamado su reinclusión. Con respecto a Cuba, también será necesario debatir cuál sería su participación en el organismo: entendemos que existiría un mecanismo de reingreso para Cuba, pero el particular nunca ha sido tomado en cuenta a profundidad. Posiblemente el tema de Cuba deba ser abordado en la OEA con carácter de urgencia, dada la la restricción total de visados a cubanos por parte del régimen de Marco Rubio en el Departamento de Estado, que obedece a razones personales en lugar de diplomáticas.
Una vez el nuevo secretario general de la OEA aclare el estatus legal de Venezuela en ese organismo, se procederán nuevamente las conversaciones donde todos los puntos de vista serán escuchados, como en todos los demás organismos internacionales. No podían faltar las promesas de elecciones libres, condiciones electorales, derechos de las mayorías, confianza en las instituciones y demás palabrería vacía que suele distinguir a las jefaturas de organismos multilaterales: que cuestan muchísimo dinero y generalmente no logran absolutamente nada. Sin embargo démosle el beneficio de la duda al excelentísimo canciller de la República del Surinam, cuya pertenencia a la Comunidad de Estados del Caribe, y sus alocuciones en inglés, eliminan el privilegio que tenían los países de América hispana por dominar las conversaciones.
Cabe recordar que casi la mitad de los votos de la oea corresponden a islas del Caribe, en su mayoría anglófonas, que nunca se han sentido parte de Latinoamérica. Esa falta de comunicación entre el Caribe, Suramérica y Centroamérica no beneficia a Venezuela: ya que Venezuela durante la colonia era considerada como una isla más del Caribe, puesto que los asentamientos españoles se ubicaban en la costa, o en zonas montañosas cercanas a la costa. Las llanuras del interior permanecieron despobladas durante toda la colonia. En la práctica las costas venezolanas eran una escala más en la ruta hacia Cartagena de Indias, que era el puerto desde el cual se podía llegar a la ciudad verdaderamente importante que era Santa Fe de Bogotá. La Guaira era un simple puerto de tránsito, del mismo modo como hoy en día consideramos a Dominica, Antigua y Barbuda, San Kitts y Nevis, Granada, Barbados, Bahamas, Haití, Jamaica, Santa Lucía, Guyana y Suriname con lugares intrascendentes: cuya única función era vender votos a Hugo Chávez. Ese apoyo se desvaneció una vez retomamos la reconquista de la Guayana Esequiba.
Venezuela históricamente ha sido más caribeña que suramericana. Nuestra relación con las islas del Caribe, y cercanía geográfica es significativamente mayor a nuestra relación con el hemisferio sur y con Centroamérica. Dado nuestro diferendo limítrofe con Guyana, y dada la negativa de Guyana y Venezuela de dialogar, el no efectuar proyectos económicos con excusa del diferendo limítrofe, motiva a que nuestra relación con el Caribe se haya deteriorado. Por ello damos la bienvenida al nuevo secretario general de la OEA, quien es de esta zona geográfica. Podrá comprender mejor los problemas de Venezuela, que siguen siendo centrales en los problemas de todas las Américas desde un punto de vista equilibrado: donde las voces suramericanas, centroamericanas y caribeñas tengan todas el mismo valor.
Estados Unidos padece un pánico financiero, exacerbado por los diferendos comerciales que mantiene: contra Canadá, contra China, contra la Unión Europea, contra Corea del Sur y por supuesto contra Venezuela. Aquí también estamos indignados porque se nos ha quitado la licencia de Chevron, mientras que a Guyana le han aprobado licencias gigantescas de Exxon Mobil, en aguas que ni siquiera son de Guyana sino de Venezuela. El mundo entero está empecinado en contrarrestar a los Estados Unidos. Es previsible que sea el resto del mundo el que gane. Esta situación nos recuerda el triunfalismo que tenía María Corina Machado, luego de haber ganado las primarias de modo apabullante, de modo similar como Trump de modo apabullante desea dominar al mundo. María Corina Machado decía que todo era según su línea. Podemos recordar a Magalli Meda, quien o metía a la gente en el aro, o los expulsaba del Comando con Venezuela, y anteriormente de Vente Venezuela, de un modo ahora utilizado por el régimen de Donald Trump para las deportaciones.
Esa insistencia de poner condiciones, y no escuchar a las contrapartes, ha logrado que el resto del planeta esté en contra de Donald Trump: del mismo modo como la oposición se plegaba a los resultados de las primarias. Conjunción de alacranes y chavistas siempre ha estado en el bando de todos contra María Corina. El mismo equipo de María Corina siempre se quejó que no entendían, cómo luego de una apabullante votación, todos seguían en contra de María Corina. Algo parecido está ocurriendo con Donald Trump: quien a pesar de haber obtenido una apabullante votación, todos se se unifican en su contra. No le permitirán efectuar su agenda, del mismo modo como muchos en Venezuela estamos empecinados en no dejar que María Corina Machado asuma el poder. Posiblemente eso sea una de las razones, por las cuales ya la comunidad internacional haya fallecido para ojos del Comando con Venezuela.
Luis Almagro era su principal fanático. Ahora sale fuera del juego. Ahora entra Ramdin de Surinam, quien está abierto al diálogo. El Comando Con Venezuela es alérgico al diálogo, y quiere una salida de fuerza, No lo dice con esas palabras sino que las edulcora, con una salida ciudadana mediante milagrosos cambios de opinión militares. Es previsible que el discurso favorable a la injerencia de la comunidad internacional en Venezuela, tenga que ser eliminado de emergencia por el Comando Con Venezuela, ya que Edmundo González Urrutia tiene muchísimo tiempo sin decir absolutamente nada. Ha dejado paso a una María Corina Machado que ha perdido a su principal aliado, que era Luis Almagro en la OEA.
Ahora habrá que lidiar con una organización presidida por alguien que exigirá diálogo con Maduro. Como sabemos el diálogo con Maduro implicaría el cese de la ocupación de la Embajada Argentina en Caracas. Todos esos problemas políticos han fomentado un pánico financiero en los inversores: quienes venden bitcoin, venden acciones, y se refugian en efectivo o bonos del tesoro. En un solo día el índice Dow Jones ha perdido 900 puntos, más de un 2%, a medida que los inversionistas se deshacen de títulos de empresas americanas, que serán menos competitivas a medida que pierdan ventas. Los consumidores de la comunidad internacional están eliminando a Estados Unidos de su listado de proveedores confiables. Se están reestructurando las cadenas de suministro globales, para evitar a los Estados Unidos que es un lugar tóxico. Se concentrarán en comercios en el resto del mundo.
Algo parecido está pasando con la política interna de Venezuela. Se está restaurando el orden tradicional anterior a las primarias. Todas esas organizaciones políticas se las ingeniaban para evitar contactos y negociaciones, con una María Corina Machado quien siempre dijo que de todos modos no iba a dialogar con nadie. Esperemos que con estos acontecimientos, tanto Donald Trump como María Corina Machado comprendan que su soberbia deberá cesar. Los vientos ahora los tienen en contra. De no modificar, muchos de sus prejuicios se verán condenados a un paulatino declive en efectividad. Nuevos liderazgos están llamados a destrancar el juego, tanto en Estados Unidos como en Venezuela. La carencia de diálogo ha dominado nuestros conflictos permanentemente, o al menos durante varias décadas, a menudo durante la vida completa de muchos de nosotros.
Seguimos a la expectativa de la resolución o continuidad de la guerra en Ucrania. La región de Kursk ya ha sido completamente reconquistada por Rusia. Los ucranianos están siendo exterminados o expulsados de vuelta hacia Ucrania. En las conversaciones de paz que inicia Marco Rubio en Arabia Saudita, con dirigentes de Ucrania, ya no habrá la posibilidad de canjear el territorio de Kursk por territorios de Donestk u otros ahora bajo dominio rusio, y que anteriormente pertenecieron a Ucrania. Para ese entonces ya Ucrania habrá sido despojada de todo lo que había conquistado en territorio ruso. Lo más probable es que si Ucrania desea acceder nuevamente a equipos militares y de telecomunicaciones, proporcionados por los Estados Unidos, no le quedará más remedio que aceptar que parte de su territorio ya quedará definitivamente en una firma de acuerdo de paz: bajo dominio ruso.
Está el plan de tierras raras de Trump, que nadie conoce cómo será. Terminaría quizás siendo como la extracción de petróleo en aguas territoriales venezolanas, que efectúa la Exxon Mobil con la anuencia de Guyana, en los cuales Guyana únicamente recibe 2%, Venezuela no recibe nada y la Exxon Mobil se lleva todo el petróleo. En ese caso, el acuerdo de tierras raras con Ucrania será horroroso para la economía de ese país. Podremos definitivamente concluir que tanto Rusia como los Estados Unidos se habrán dividido definitivamente a Ucrania, a pesar que Francia está intentando amenazar con bombas nucleares a Moscú. Moscú retaliaría. Si eso llegase a ocurrir, ya sería la tercera guerra mundial, aniquilación de la humanidad y demás horrores que todos tememos. Todo ello está siendo debatido alegremente a la luz pública, mientras Úrsula von der Leyen calcula cuántos impuestos adicionales, préstamos adicionales y demás fuentes de financiamiento únicamente para defensa, y no para proyectos comunitarios, deberán ser impuestos a una ciudadanía europea que ya no tiene ni voz ni voto.
Fallaron recientes convocatorias a candidatos presidenciales en Rumania, en donde a Georgescu que es el favorito ni siquiera lo dejaron participar, por ser pro ruso. También existe la posibilidad que Starmer del Reino Unido envíe tropas inmediatamente a Ucrania, para que haya algunos muertos británicos, y por lo tanto obligue a la convocatoria del artículo 5 de la OTAN. Estados Unidos dijo que no respetará ese artículo en el caso de Ucrania, y que en ningún caso Estados Unidos enviará tropas. Más bien Estados Unidos lo que quiere es imponer paz y retirarse del conflicto. La postura guerrerista de la Unión Europea tampoco tiene mucha posibilidad de victoria, ya que sin los Estados Unidos Europa está en clara desventaja en comparación al coloso ruso, quien dispone de la mayor parte de las bombas atómicas del planeta. Han ido desarrollando una interesante infraestructura bélica de primer nivel, con alta tecnología, mientras que los equipos de la OTAN poco a poco se han venido tornando obsoletos.
