Agotamiento de estrategias tradicionales

20.08.2024

Tal como fue planteado por los presidentes Lula y Petro, quienes son los que mejor conocen a Maduro, la repetición de elecciones sería la solución a aplicar en este momento. Sin embargo la arrogancia de las dirigencias, tanto del oficialismo como de oposición, probablemente impedirán que ocurra esta solución de diálogo y entendimiento. Extremismo aún dispone de algunas cartas: la aplicación del artículo 350 de la Constitución nacional ha sido un meme de redes sociales durante muchos años, cuya aplicación todos desconocemos. El artículo 350 es posiblemente el artículo más inútil en toda la Constitución nacional. El extremismo también podría ofrecer un paro indefinido, tal como ocurrió durante el paro petrolero cuando buena parte del país se paralizó por completo, durante dos meses hasta que la gente se cansó de pasar penurias y volvió a trabajar como si nada hubiese ocurrido, con un costo equivalente al de las sanciones impuestas por regímenes extranjeros: asfixiar la economía nacional siempre jugará a favor del oficialismo, ya que la oposición moderada no se calará que el extremismo le mande a comer cable, con el único pretexto que el extremismo es demasiado digno para negociar.

También sería posible incluir a Venezuela como uno de los campos de batalla de la tercera guerra mundial, manejada empresarialmente a través de mercenarios entre los cuales la oposición contrataría a Eric Prince, y el régimen contrataría a los mercenarios del grupo de Wagner. Tendríamos ejércitos a sueldo financiados por beligerancia extranjera, los cuales podrían ocasionar daños considerables en diversas zonas del país, con muchas bajas inocentes, y podrían volverse un conflicto prolongado como el de Rusia y Ucrania, o el de Israel e Irán, en donde todos los países involucrados pierden territorios en un sitio, ganan territorios en otro sitio, y sobre todo pierden muchos soldados y recursos económicos. El extremismo también podría efectuar consultas si la gente desea tales intervenciones militares. Esas consultas posiblemente serían rastreadas por el régimen, y quienes contesten de modo afirmativo les llegaría la operación tuntún. Por último se podría preguntar a las fuerzas armadas si están dispuestas a volcarse a un nuevo régimen democráticamente electo, lo cual ya fue efectuado recientemente por el presidente electo Edmundo González Urrutia, a quien se le hizo caso omiso. Sería conveniente que las negociaciones las emprenda directamente Edmundo González Urrutia. Es necesario que el presidente electo muestre disposición a querer sentarse en el cargo. No podemos pretender que el presidente electo constantemente esté enviando a la señora Machado a efectuar trabajo sucio, que debería estar efectuando él mismo.

Hay una enorme resistencia del régimen por negociar con la señora Machado, y su sola presencia resulta toxica para quienes desean negociar. Como resultado los intentos fracasan, las posiciones se endurecen, todos se atrincheran más, y el electorado no es recompensado con las soluciones políticas que tanto ansía. Agotado el extremismo, corresponde entonces volver a la solución original de repetir las elecciones presidenciales. Si la gente está cansada y no quiere llegar hasta el final, entonces no repitan las elecciones y esperen a que Maduro vuelva a ser proclamado en enero, con el apoyo de un Tribunal Supremo de Justicia quien está por concluir una auditoría de utilería. La comunidad internacional ya se ha pronunciado, nos ha enviado a negociar, a dialogar y no lo estamos haciendo. Llegará un momento en que la comunidad internacional se hartará que las instrucciones que nos emiten no las obedecemos, y cuando volvamos a solicitar auxilio a la comunidad internacional nos dirán que ya no tienen por qué seguirse metiendo en nuestros problemas, dado que las soluciones que ellos ofrecen no son de nuestro agrado.

Si no queremos repetir las elecciones presidenciales, bastará con esperar a la convocatoria de nuevas elecciones regionales, municipales o de diputados, en las cuales habrá que luchar por las condiciones. Es poco probable que el electorado sea entusiasta en luchar por condiciones en comicios locales, municipales y de diputados, que significan relativamente poco respecto a la relevancia que siempre tiene una elección presidencial. Es preferible abocarnos a solucionar todos los aspectos pendientes de elecciones imperfectas, abrir el registro electoral permanente, depurar a los fallecidos, atender todos sus cambios de residencia, atender las votaciones en el exterior, coadyuvar a que exista una nueva directiva del Consejo Nacional Electoral acorde con las expectativas del electorado, y mucha supervisión de la comunidad internacional, para luego efectuar elecciones preferiblemente presidenciales. En caso que las obtusas dirigencias del extremismo decidan que no es necesario repetir elecciones presidenciales, como premio de consolación no emprenderemos campaña para elecciones regionales, municipales y de diputados que no cambiarán absolutamente nada.

Según la campaña presidencial de Donald Trump, su contendora del partido demócrata Kamala Harris mediante el fraude electoral accederá a la presidencia de los Estados Unidos, lo cual convertirá a esa nación en un horrendo comunismo, a semejanza de Venezuela y la Unión Soviética. La comunidad internacional está en vilo y pausa por los próximos dos meses y medio, ya que nadie sabe a ciencia cierta qué ocurrirá con este planeta. De ocurrir tan fatídico desenlace, ya sea con Kamala Harris hacia el comunismo o Donald Trump hacia la improvisación, Nicolás Maduro ha decidido poner en pausa todas las negociaciones en curso y esperar a que haya un nuevo inquilino en la Casa Blanca, para continuar negociando los términos de las futuras relaciones internacionales: entre el régimen de Venezuela y la comunidad internacional. De modo que disponemos del resto de agosto y los meses de septiembre y octubre para, con mucha calma, decidir cuál será nuestro próximo paso. Por otra parte Joseph Borrel de la Unión Europea ha advertido que vienen consecuencias muy severas para Venezuela durante los próximos días, lo cual es interpretado como reinicio de las sanciones. La política de sanciones es muy exitosa para el régimen de Nicolás Maduro, ya que automáticamente coloca a Venezuela en un posicionamiento mediático de victimización, y coloca a la comunidad internacional y al imperialismo como la fuente de todos nuestros males.

Si en efecto el logro de las recientes elecciones presidenciales ha sido la reimposición de sanciones, desde ya comenzaremos a deplorar que como siempre los políticos estén peleándose, y a los venezolanos de a pie nos estrangulen, y asfixien la economía con sanciones que no hemos solicitado. Los únicos que solicitan sanciones, penas y castigos son los políticos que se la pasan en una nota de resentimiento permanente, y lo que quieren es acabar con todos los demás, porque no desean diálogo. Nicolás Maduro también estableció como meta que su organización con fines políticos logre las veintitrés gobernaciones en Venezuela, en comicios que serán celebrados el próximo año, dado que en la oposición hay un enorme desinterés por ahondar el tema de las condiciones del CNE, y se niegan rotundamente a celebrar ni participar en nuevas elecciones. Es previsible que el partido oficial gane con mucha comodidad todas las gobernaciones el próximo año sin mayor resistencia.