Oficialismo y Colaboracionismo consensúan necesaria unidad para acabar con el extremismo. Delincuentes electorales, traidores a la patria y sus cómplices degustarán saludable resignación. Intransigencia e intolerancia serán castigadas a través del apoteósico triunfo del diálogo.
Extremismo admitió uso de candidaturas inhabilitadas para primarias como excusa para fomentar desórdenes al margen de contienda electoral lícita. Ahora procede suspensión de eventos políticos no avalados por el CNE y apertura de litigios contra infractores. Hemos llegado al final.
No existe unidad en oposición. Extremismo se encargó de destruir las pocas similitudes que quedaban. Activistas pasean por distintos partidos políticos, todos los cuales son deficientes, y llegan a la conclusión que será preferible que todo siga igual antes de seguir decayendo.
